Elegir un postre calórico para concluir una comida parece la estrategia más alejada para seguir una alimentación saludable, pero un estudio publicado en Journal of Experimental Psychology pone patas arriba esta creencia.
Mediante una serie de experimentos, psicólogos de la Universidad de Arizona han demostrado que el orden de los factores sí altera el producto y que, además, no siempre los factores tienen que ser positivos.
A la hora de escoger una comida en un restaurante -sea normal o de comida rápida- solemos seguir un orden establecido. En primer lugar, un entrante para, a continuación, escoger un plato principal y, por último, un postre, plato que puede incluso que escojamos cuando hayamos terminado de ingerir los dos primeros.
Lo que los autores del estudio se preguntaron es si la elección de las comidas cambiaría si se eligiera una "opción indulgente" al principio de la comida, en lugar de al final de la secuencia alimentaria.
La importancia de factores físicos
Distintos estudios ya han demostrado que una serie de factores físicos, como el tamaño de las porciones, puede marcar la diferencia respecto a lo que consumimos, por lo que no es extraño que los investigadores lanzaran esta nueva cuestión.
Los autores llevaron a cabo cuatro experimentos, uno en una cafetería universitaria y otro en tres sitios para pedir comida a domicilio. En todos ellos, lo normal es escoger el postre al final. En una cafetería escolar, porque directamente están situados al final del recorrido que se hace con la bandeja; en los sitios de envío a domicilio, porque es la última opción que se te presenta en la web.
Todos los experimentos dejaron claro que las personas que elegían un postre más "indulgente" -con un contenido teóricamente más alto de lo que deberían permitirse- optaban después por elegir entrantes y platos principales menos calóricos. Y que, en general, consumían menos calorías.
"Creemos que los comensales que escogen primero el postre calórico se lanzan después a unos platos más saludables para compensar", explica uno de los autores, Martin Reimann.
El trabajo plantea la posibilidad de que una medida tan simple como cambiar el orden en el que se escogen los alimentos pueda convertirse en una estrategia válida para que la gente coma menos y contribuir, así, a un mayor control de la epidemia actual de obesidad.
En cualquier caso, los investigadores dejan claro en su estudio que es necesario que se llevan a cabo más experimentos de este tipo para confirmar las conclusiones, que por ahora sólo serían preliminares.