Aunque suele decirse que el cáncer es una lotería -todo el mundo conoce casos de personas afectadas por la enfermedad que no cumplían con ninguno de los factores de riesgo asociadas a la misma-, la evidencia científica es tozuda. Existen diversos comportamientos que elevan el riesgo de padecer esta dolencia, la segunda causa de muerte en todo el mundo.
El Código Europeo contra el Cáncer traduce dicha evidencia científica en 12 consejos para prevenir el cáncer, un decálogo al que se le podría poner sólo una pega: se refiere a la enfermedad oncólogica en general y no distingue por tipos de cáncer.
Ahora, un estudio español presentado en el reciente Congreso Europeo sobre la Obesidad que se ha celebrado en Glasgow añade datos específicos para la prevención del cáncer más frecuente -sólo en España se detectan 26.000 casos cada año- en mujeres, el de mama.
En concreto, el trabajo llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Navarra desvela qué alimentos se asocian con un menor riesgo de sufrir esta dolencia en la postmenopausia, justo cuando es más frecuente.
La clave está en el ácido clorogénico, "un tipo de polifenol", según explica a EL ESPAÑOL la autora principal del estudio, Andrea Romanos. En concreto, se trata de uno perteneciente al grupo de los ácidos fenólicos, en el que también está incluido otra clase de los mismos, los hidroxicinámicos.
Los alimentos más recomendables
Una ingesta elevada de ácidos fenólicos está asociada a una dieta saludable. Por si no fuera suficiente buena noticia, los ácidos clorogénicos están además presentes en muchos alimentos, incluyendo algunas frutas y verduras y también otros menos asociados a una alimentación específicamente sana, como el café y el té.
Según ha explicado Romanos a este diario, en el estudio presentado en el congreso no se habló de alimentos concretos asociados a ese menor riesgo de cáncer de mama, aunque son datos que se han recogido.
Así, la investigadora señala que, por orden decreciente, las principales fuentes de ácidos clorogénicos fueron "el café, las verduras y las frutas". Pero la autora va más allá y pone ejemplos concretos: "Dentro de las verduras destacan la col, la coliflor, el brócoli, la lechuga, el tomate, la zanahoria, la calabaza o la patata". Y añade un alimento genérico que incluye varios: el gazpacho.
Entre las frutas también se registraron diferencias, siendo los alimentos preferidos la manzana, la pera, el melocotón, el albaricoque, la nectarina, las fresas y las cerezas.
Para llegar a la asociación entre los ácidos clorogénicos y el cáncer de mama, los investigadores de la universidad navarra seleccionaron a 11.028 mujeres de su cohorte Seguimiento Universidad de Navarra (SUN), un estudio epidemiológico que analiza a una amplísima muestra de graduados del centro.
Las elegidas completaron un cuestionario sobre el consumo de 136 alimentos al principio del estudio, y fueron seguidas durante una media de 11,8 años. En este tiempo se detectaron 101 casos de cáncer de mama. A continuación, se calculó la cantidad de ácidos fenólicos según la respuesta a las encuestas y el contenido de estos compuestos en cada alimento.
Lo que se vio es que a mayor consumo de este polifenol menor era el riesgo de cáncer de mama, es decir, había una asociación inversa entre ambos factores. La diferencia no era baladí, ya que las que estaban en el grupo de mayor consumo tenían un 62% menos de riesgo que las que había tomado menos del compuesto.
Curiosamente, y como recuerda Romanos, este mismo porcentaje de reducción se observó en otro estudio español con respecto a la dieta mediterránea y su influencia en el cáncer de mama. Fue en el ensayo PREDIMED, "uno de los estudios epidemiológicos de este tipo experimental de mayor calidad científica".
La científica señala que en los últimos años se han descubierto otras bondades asociadas al consumo elevado de ácidos clorogénicos. "Curiosamente, se han asociado con una reducción en la ingesta diaria de calorías, inducción de pérdida de grasa corporal por termogénesis y mejora de la tolerancia a la glucosa", comenta.
Sin duda, todo parece indicar que estos ácidos -para muchos desconocidos- deberían convertirse en protagonistas de nuestra alimentación. Estos ácidos fenólicos son potentes antioxidantes con propiedades anticancerígenas, antitumorales, hepatoprotectoras, antidiabéticas, antimutagénicas, antiinflamatorias, inmunoprotectoras, hipocolesterolemiantes, antidepresivas y antihemorrágicas", concluye.