Lo que más condiciona la clasificación del pescado es la cantidad de grasas presentes en ellos. Cuando la proporción de grasa supera el 5% del producto, se denomina pescado azul. La cantidad de grasa está estrechamente ligada a un mayor número de calorías. Por tanto, los pescados con más calorías son del tipo azul. Sin embargo, mientras que en el caso de las carnes más grasas, las rojas, se pide que se reduzca su consumo a una ración semanal, los cardiólogos recomiendan tomar dos raciones semanales de pescado azul.
Las grasas del pescado son de muy buena calidad porque contienen todos los aminoácidos, pero, además, la mayoría de ellas son poliinsaturadas. En este grupo, se encuentra el ácido graso omega-3 que reduce los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular. En concreto, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) dice que disminuye la presión arterial, los triglicéridos, el riesgo de formación de coágulos y mejora la función del revestimiento interno del corazón y las arterias.
Un dato curioso: la SEC apunta a que algunos estudios antiguos encontraron que la mortalidad cardiovascular era muy baja en los esquimales de Groenlandia, que consumen mucho pescado azul. Sin embargo, aunque el consumo de omega-3 está recomendado en pacientes cardíacos, el consumo de este tipo de pescado no tiene tantos efectos como la medicación. El número de calorías del pescado azul oscila entre las 150 y las 200 por cada 100 gramos. Es decir, incluso los pescados más calóricos tienen un nivel energético bajo.