Mucha gente acude al supermercado con la intención de -esta vez sí- comenzar una alimentación saludable. Allí, observa los estantes e intenta evitar aquellos llenos de productos que, obviamente, no encajan en esta definición, como la bollería industrial o las patatas fritas. El problema se plantea cuando se topa con productos aparentemente sanos que no lo son. En los envases se indica que son excelentes para nuestra dieta, pero comparten una característica que los hace nada recomendables: son ultraprocesados.
El dietista nutricionista Carlos Ríos define con facilidad este tipo de alimentos del súper: basta con mirar la lista de ingredientes y ver que tienen más de cinco en la etiqueta, entre ellos azúcares, harinas y aceites vegetales refinados, aditivos y sal. Aquí, seis ejemplos, de productos que pintan sanos y distan de serlo.