El embarazo es una etapa que comporta un incremento de las necesidades nutricionales de la mujer, tanto por los cambios que experimenta su cuerpo, como por las demandas del feto para su desarrollo. De hecho, cada vez existen más evidencias científicas que apuntan que la alimentación de la madre durante el embarazo tiene una relación directa con el crecimiento y desarrollo del bebé, no sólo en los primeros meses de vida sino que incluso puede tener influencia en la edad adulta.
Una correcta alimentación, actividad física, evitar tóxicos ambientales y un peso adecuado durante el embarazo ayuda, no solo a que la futura mamá afronte mejor esta etapa, sino a que tenga reservas nutricionales suficientes para el crecimiento y desarrollo del bebé.
Por eso, es importante que durante la gestación se garantice un adecuado aporte diario de algunos micronutrientes que cumplen una función clave en el crecimiento y el desarrollo del feto. Estos nutrientes están presentes en los alimentos, pero también existen suplementos para alcanzar las ingestas recomendadas. Un fabricante de este tipo de complementos alimenticios, Laboratorios Ordesa, ha lanzado una guía de los micronutrientes esenciales que no deben faltar en la nutrición durante el embarazo y los alimentos donde se encuentran, según las últimas recomendaciones de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Ácido fólico
Es uno de los nutrientes esenciales durante el embarazo, que se puede encontrar principalmente en verduras de hoja verde (espinacas, espárragos verdes, brócoli, acelgas o lechuga), cítricos, aguacate, legumbres (lentejas, guisantes, garbanzos o soja), frutos secos y semillas o cereales integrales. Según recomendaciones de la SEGO, la ingesta de folatos junto con complejos multivitamínicos durante toda la gestación, reduce la incidencia de malformaciones. En cambio, una cantidad baja de ácido fólico materno es un factor de riesgo para la aparición de problemas neurológicos.
DHA
Los requerimientos de ácidos grasos Omega-3 también aumentan durante el embarazo. Se recomienda consumir una ración de pescado azul de dos a tres veces por semana durante el embarazo y la lactancia. Las principales fuentes de Omega-3 son, además de los pescados azules, algunos frutos secos, semillas y algas, éstas últimas muy valoradas por su elevada tolerabilidad y sabor suave. Un aporte diario de 200 mg de este compuesto contribuye al normal desarrollo cerebral y visual del feto y del lactante.
Yodo
Cada vez existen más evidencias de la relevancia del yodo durante el embarazo. Según la OMS, el déficit de este mineral es una de las principales causas de problemas neurológicos en recién nacidos. En España, se calcula que aproximadamente una tercera parte de las embarazadas no consume la dosis diaria recomendada, difícil de alcanzar sólo a través de la alimentación, por lo que la mayoría de especialistas recomiendan la suplementación antes de la gestación, durante el embarazo y la lactancia, para garantizar un aporte óptimo. El yodo principalmente se puede encontrar en la sal, los mariscos o algunos pescados como el bacalao, el atún o las almejas, en las algas, los lácteos, algunos cereales y en la mayoría de frutas. Contribuye a una correcta función de la glándula tiroides de la madre y a evitar alteraciones en el desarrollo cerebral y neurológico del bebé.
Vitamina D
Durante el embarazo, con los cambios de la piel que hacen recomendable evitar la exposición al sol o utilizar protección solar, se puede producir un dèficit de este micronutriente, del cual a través de la alimentación (lácteos, derivados y pescado azul) sólo cubrimos el 10% de las necesidades diarias. Esta vitamina tiene un papel clave en la mineralización ósea, y en la función del sistema nervioso, muscular e inmunitario, además su déficit se asocia con un mayor riesgo de complicaciones durante la gestación como hipertensión gestacional y preeclampsia, diabetes gestacional o mayor riesgo de cesárea en el primer embarazo. Y en caso del bebé, el déficit de vitamina D se ha relacionado con bajo peso al nacimiento, retraso de crecimiento intrauterino y alteración en el desarrollo óseo fetal.
Hierro
La cantidad de sangre en el cuerpo aumenta durante el embarazo motivo por el cual aumentan las necesidades de hierro, para cubrir tanto las necesidades de la madre como para el desarrollo del bebé. La OMS aconseja reforzar la ingesta de hierro durante esta etapa a través de la suplementación oral, con el objetivo de evitar la aparición de anemia durante el embarazo, ademas de seguir una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en hierro como carne roja, legumbres, tofu, pasas, dátiles, ciruelas, higos, albaricoques, patatas, brócoli, remolachas, vegetales de hoja verde, panes integrales o cereales.