Los seis bulos del vídeo viral sobre los "horrores" de los alimentos que comemos
El divulgador Miguel A. Lurueña desmonta las "barbaridades" de un vídeo que lleva más de tres millones de visualizaciones.
6 junio, 2019 03:04Noticias relacionadas
Un vídeo de menos de un minuto de duración, compartido desde una cuenta de contenido humorístico y aleatorio, se ha convertido en el último caballo de batalla contra los bulos alimentarios y la quimiofobia. Se ha hecho rápidamente viral, con más de tres millones de visualizaciones, mostrando un listado de presuntos 'horrores' de seis alimentos procesados.
Y aunque es cierto que los ultraprocesados no son buenos, el vídeo llega a afirmar barbaridades como que el queso lleva tantas sustancias químicas que no se puede fundir, que el arroz blanco lleva "trocitos de plástico" o que los suplementos vitamínicos llevan tantos productos químicos que arden, mientras que los "suplementos naturales" no.
Por suerte, el divulgador y Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel A. Lurueña, conocido con el alias de @gominolasdpetro en Twitter ha elaborado un nutrido hilo al respecto, explicando cada uno de los fallos que tiene el comentado vídeo. Como bien dice A. Lurueña, se trata de una ristra de invenciones sin fundamento científico.
Ni un día sin su bulo alimentario. Esta vez, un nuevo vídeo que muestra barbaridades sin fundamento y que cuenta con casi 2M de reproducciones 30K RT y 55K ❤️ Veamos de qué va. Abro hilo #videochorradas https://t.co/gxH7F2aR4s pic.twitter.com/901ZXoLzxI
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
El queso procesado sí se funde
El inicio del vídeo es una comparativa entre lonchas de queso cheddar "procesado" y queso "natural".Según afirma, el queso procesado contiene tantos productos químicos que se quema antes de fundirse cuando se le acerca la llama de un mechero, mientras que el natural gotea en cuanto se le acerca la fuente de calor.
Como bien explica Lurueña, la realidad es que, al aplicar calor al queso natural, la grasa se funde con relativa facilidad y se separa de las proteínas, algo que no es factible cuando se busca usar dicho queso en un sándwich, una hamburguesa o una pizza por ejemplo. De hecho, él mismo explicó las diferencias entre queso natural y queso fundido en un vídeo en La Mañana de TVE el pasado noviembre de 2018.
El queso de loncha por su parte se elabora añadiendo sales fundentes, logrando que aguante mejor el calor. Es la única diferencia con el queso natural, el cual se elabora a partir de leche, cuajo, fermentos láctico y sal. En este caso, las sales añadidas actúan como emulsionantes y su objetivo es mantener unidas grasas y proteínas cuando el queso se expone al calor.
Lo que ocurre en realidad es que al aplicar calor al queso normal, la grasa se funde y se separa de las proteínas. Si queremos hacer un sándwich o una pizza con ese queso, nos quedará un churro. https://t.co/vlbnvQMsvz
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
Este tipo de queso sí se funde, pero precisa un calor menos intenso que una llama directa, y más tiempo, como lo que sucede cuando se elaboran pizzas en el horno por ejemplo. De hecho, el queso fundido existe desde el siglo XIX, cuando se buscaba prolongar la vida útil del queso y se descubrió que el citrato sódico podía permitirlo. Al juntar esta sustancia con el queso natural y removerlo aplicando calor, se logró el conocido como 'queso procesado' en inglés.
Aún así, Lurueña aconseja igualmente observar bien el etiquetado de los quesos en lonchas, pues en multitud de ocasiones se acaba comprando sucedáneos de queso fundido pensando que es queso minimamente procesado, y no lo es.
No, el arroz blanco no lleva plástico
En la siguiente imagen del vídeo se puede observar que, al calentar un puñado de arroz blanco, aparecen 'pequeños trozos de plástico' que supuestamente ha puesto el fabricante como "relleno" para poder "ganar más dinero". Según el tecnólogo alimentario, este mito no es nuevo, dado que se ha ido extendiendo desde el año 2011 y hay múltiples vídeos al respecto.
Una vez más, se trata de un bulo: una práctica así, obviamente estaría prohibida, y jamás ha habido pruebas de haya ocurrido realmente en algún lugar del mundo. Incluso el gobierno de los Estados Unidos realizó diversas pruebas al arroz procedente de China, sin detectar plástico en ninguna ocasión, como ya concluyó la web Snopes durante el año 2016.
Obviamente, una práctica como esa está prohibida y no hay pruebas de que se haga o se haya hecho alguna vez. Vamos, que es una chorrada como un piano. Aquí se muestra toda la historia: https://t.co/00ghW0bMsR
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
A pesar de ello, siguen apareciendo vídeos al respecto (como es el caso actual), reviviendo una vez más una afirmación sin fundamento. Basta con aplicar un poco de sentido común: ¿no notaríamos al meternos en la boca y masticar una cucharada de arroz que hay fragmentos de plástico duro dentro?
El bulo del imán y los productos con calcio
Seguidamente, en el vídeo se muestra un producto infantil (una "papilla" típica) sobre la cual se pasa un imán y se recogen pequeñas sustancias de color negro en una esquina, afirmándose que se trata de calcio, con el que que se estarían fortificando estos productos sin avisar.
El experto también tiene explicación al respecto, y en esta ocasión sí hay algo de verdad. Con un imán de neodimio sí se pueden extraer sustancias de esta forma, pero lo que se separa de la papilla infantil no es calcio. De hecho, no tiene sentido, dado que el calcio no es un metal como tal y no tiene las propiedades necesarias para imantarse.
Ahora bien, lo que se separa no es calcio (¿alguna vez habéis visto que un imán atraiga la cáscara de un huevo, por ejemplo?), sino hierro. Hierro que se añade para enriquecer algunos productos. Nada que temer. Ya sabéis que necesitamos hierro para que nuestro organismo funcione pic.twitter.com/8w9JKg1eqA
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
Lo que realmente atraería un potente imán en este caso sería hierro, el cual sí se sabe que se añade a este tipo de productos. De hecho añadirlo es un reclamo publicitario. Como bien se sabe, el hierro es una sustancia necesaria para el organismo humano, y la anemia ferropénica o por falta de hierro es una de las más comunes en todo el mundo.
Fundir vitaminas carece de sentido
La siguiente parte del vídeo no tiene explicación alguna a nivel científico. En esta ocasión se muestran comprimidos que, según el vídeo, son suplementos vitamínicos artificiales a los cuales se les aplica calor y acaban quemándose o fundiéndose. Y, según el mismo vídeo, los suplementos "naturales" no se funden.
El hecho de que algo se queme o se funda no depende de su origen, natural o artificial, como bien recuerda Lurueña, sino que depende de su composición. En este caso, que un producto farmacológico reaccione al calor no tiene nada que ver con su efectividad, mientras que un "producto natural" bien puede no servir para nada por muy ignífugo que sea.
Esa afirmación no tiene ni pies ni cabeza. Que algo se funda no depende de su origen (natural o sintético), sino de sus características (de su composición, vaya). Creo que no hace falta explicarlo, ¿no? pic.twitter.com/rMEhqfS3YU
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
Así mismo, el tecnólogo recuerda que, en general, los suplementos alimenticios son inútiles para la población sana. Solo deben usarse en casos concretos y bajo prescripción del personal sanitario. Aunque muchos de estos suplementos vitamínicos puedan adquirirse sin receta en nuestro país, su consumo sin control sanitario puede llegar a ser peligroso, como ya contamos en su momento en EL ESPAÑOL.
El bulo de la carne con pegamento
Para continuar, el vídeo muestra un filete de carne cuyo contenido interno no sería grasa, sino pegamento para unir los diversos trozos con los que se ha "fabricado", estilo 'frankenstein'.
Si bien es cierto que en la Unión Europea es posible comercializar productos elaborados a partir de diferentes piezas de carne, o "carne reconstruida", no se usa pegamento para unirlas sino aditivos o enzimas como la transglutaminasa para amalgamar el conjunto.
Esto puede sonar un poco extraño y causar rechazo, pero es tan sencillo como lo que hacemos para elaborar albóndigas o hamburguesas, cuando añadimos sal, pan rallado y huevo para ligar la carne pic.twitter.com/v5euCr4Kdb
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
Lurueña admite que suena raro, pero este método es bastante típico, conocido, seguro y usado. De hecho, es el mismo método que se usa para elaborar albóndigas o hamburguesas, aunque en ese caso el "pegamento" que se usa en la cocina es sal, pan rallado y huevo. Y, una vez más, tampoco es "pegamento" como sugiere el vídeo.
Así mismo, las leyes alimentarias actuales obligan a especificar que estos productos están elaborados a partir de piezas de carne. Aún así, la denominada carne reconstruida no se suele consumir en España, pero existe en Europa y es segura.
El bulo del helado con detergente
Para finalizar, el vídeo muestra una bola de helado blanco a la cual se le añade zumo de limón, desencadenando una reacción química donde sale "espuma". Tras este hallazgo, en el vídeo se afirma que esto sucede porque el helado tiene detergente, que serviría para darle más brillo.
Sin embargo, como también explica Lurueña, lo que sucede con este helado es que poseerá algún ingrediente con pH básico. El zumo de limón es ácido, y al juntar ambos ingredientes se forma CO2, entre otras sustancias, dando lugar a la espuma. Una reacción ácido-base típica, que se suele estudiar y explicar a nivel de los estudios de educación secundaria en España. Y no, no es por el detergente.
¿De qué ingredientes hablamos? Se me ocurre por ejemplo el alginato sódico, que a veces se utiliza en helados para que los cristales de hielo no se unan entre sí, lo que daría como resultado una textura arenosa pic.twitter.com/ZhHW91X9LY
— Miguel A. Lurueña (@gominolasdpetro) 2 de junio de 2019
Entre los posibles ingredientes el tecnólogo alimentario sugiere el alginato sódico, usado en los helados para que los cristales de hielo no se unan entre sí, otorgándole una textura arenosa.
Para finalizar, Miguel A. Lurueña sugiere a los lectores que, antes de creer y compartir barbaridades de este calibre, es aconsejable informarse previamente e intentar darle una explicación científica. Si no la hay, con gran probabilidad será un bulo, algo perjudicial se mire por donde se mire.