Pelar correctamente un huevo duro sigue siendo la asignatura pendiente de muchos cocinillas. De hecho, en ocasiones, puede llegar a ser una tarea realmente complicada: tiende a quedar al menos una pequeña parte de la cáscara adherida, impidiendo la deseada exfoliación perfecta. Y arrancar los restos conlleva que se pierdan trozos de clara.
Por suerte, existen algunos métodos fáciles y rápidos para poder consumir el huevo intacto y aprovechándolo en su totalidad. El primer paso consiste en lograr la cocción ideal, ya que se trata precisamente de uno de los factores que impiden retirar la cáscara sin incidencias cuando no está completamente cocinado.
Cómo cocinar y pelar un huevo duro
Para empezar, la cocción debería ser lo más simple posible: sin vinagre, sal, bicarbonato o cualquier ingrediente que se nos ocurra. Idealmente, deben cocerse los huevos dentro de una cesta de vapor colocada dentro de una olla llena de agua, que debe cubrir totalmente su cáscara. Posteriormente, deberá calentarse el hasta el punto de ebullición, y mantener la cocción durante al menos 14 minutos según los expertos.
Cuando finalice el tiempo, deberán retirarse los huevos de la cesta y sumergirla en agua fría para detener su cocción, dando lugar a huevos duros perfectos. Cabe recordar un dato: los huevos más próximos a su "fecha de caducidad" son los que más fácilmente se podrán pelar tras convertirlos en huevos duros.
Lograda la cocción ideal, existen hasta tres posibles métodos para pelar un huevo de la forma más perfecta posible:
Método 1: Agrietar el huevo
Para aplicar esta técnica, se debe hacer rodar el huevo duro hacia delante y hacia atrás sobre una superficie dura, hasta que la cáscara quede completamente resquebrajada, con una forma de "mosaico".
Cuando se logre agrietar completamente el huevo, se aconseja pelar el extremo más grande del huevo, a ser posible ayudándose de agua fría durante el proceso.
Método 2: Agitar el huevo
Otro método, similar al anterior, es colocar el huevo duro en un frasco con un par de dedos de agua en su interior y, tras cerrarlo completamente, empezar a agitarlo.
Como sucedería con el caso anterior, el huevo se agrietará, y el agua ayudará a aflojar su cáscara. Tras unos segundos, la cáscara debería caerse por sí misma.
Método 3: Usar una cuchara
Para usar este último método habrá que provocar una grieta en la superficie de la cáscara al empezar. Posteriormente, se insertará una cuchara entre la cáscara y el huevo, girando dicha cuchara hasta que la cáscara se separe completamente. Debería poder desprenderse la cáscara sin mayores complicaciones.