Los españoles comemos mucho pan, prueba de ello es que cada ciudadano consumió de media 31 kilos de este alimento en 2018, según el último Informe del Consumo Alimentario que realiza anualmente el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Teniendo en cuenta la gran presencia de este producto en nuestra dieta, es muy importante tener un pan de cabecera que sea lo más sano posible.
Tanto en las panaderías como en los expositores de los supermercados podemos encontrar decenas de barras y hogazas. A pesar de tener distintas denominaciones (de espelta, de centeno, de kamut,...) este producto está elaborado, básicamente, con cuatro ingredientes: harina, agua, levadura y sal. El primero de estos es el que define al pan y todo los demás son florituras que pueden enriquecerlo. Por ello, aquí reside el quid de la cuestión: la harina con la que se elaboran tiene que ser integral para que sea el pan perfecto.
Para que un pan pueda ser considerado como integral debería estar elaborado al menos en un 75% con harina integral, según los expertos. Y Mercadona tiene uno que es 100% integral. Se trata de una hogaza que cuesta 1,60 euros y que el dietista-nutricionista Carlos Ríos recomienda constantemente en sus redes sociales. El creador del movimiento Realfooding critica a menudo que este pan tiene tantos adeptos que suele estar agotado y acusa -en tono jocoso- a sus seguidores de acabar con las existencias.
Pero, a pesar de que cada vez esté más demandado por la población, esta hogaza no está disponible en todos los supermercados de la cadena de origen valenciano.
Cabe destacar que, a pesar de que algunos panes tengan el reclamo integral, no tienen porque serlo, ni cumplir las exigencias de los expertos para que sean saludables. Además, que sea integral tampoco significa que podamos atiborrarnos.
Harina integral
Los granos integrales contienen tres partes: el salvado, el germen y el endospermo. El salvado y la fibra se pierden durante el proceso de refinado pero, cuando se consume un pan hecho con harina integral, este salvado y fibra disminuyen la descomposición del almidón en glucosa, por lo que se mantiene un nivel constante de azúcar en la sangre en lugar de causar picos abruptos. La fibra ayuda a reducir el colesterol en la sangre, así como a eliminar desechos de nuestro tracto digestivo.
La fibra que llevan los granos integrales puede ayudar a prevenir la formación de pequeños coágulos sanguíneos que pueden desencadenar infartos cardíacos o cerebrales. Igualmente, los elementos fitoquímicos y los minerales esenciales como el magnesio, el selenio y el cobre que se encuentran en los granos integrales pueden proteger contra algunos tipos de cáncer.
Además, hay muchos estudios epidemiológicos que han encontrado beneficios cuando el pan integral sustituye al pan blanco en nuestra dieta. De hecho, el consumo de pan blanco se asocia con un mayor aumento de peso y de grasa abdominal. En cambio, consumir pan integral conlleva a largo plazo reducciones de enfermedades cardiovasculares, de diabetes y de obesidad.
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