Cuando se trata de perder peso, la dieta y el ejercicio suelen ser los pilares básicos de cualquier intento de cambio de hábitos. Sin embargo, no deberían ni deben ser los únicos factores a tener en cuenta, dado que el estilo de vida se compone de múltiples ramas a cada cual tan importante como la anterior.
Y dentro de ellas deben tenerse en cuenta los conocidos como "factores ocultos", los cuales podrían ser tan importantes si cabe como la mencionada dieta. De hecho, uno de estos factores sería el patrón del sueño, y es que según un estudio con sello español y publicado recientemente en el International Journal of Obesity, una mala calidad y cantidad de las horas dormidas podría ser un gran obstáculo en la carrera por la pérdida de peso.
Solo en Estados Unidos, según datos del Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y Renales, más de uno de cada tres adultos sufre sobrepeso u obesidad, dos enfermedades que a su vez pueden predisponer a sufrir otras patologías o factores de riesgo. Hablamos de la diabetes, hipertensión, síndrome metabólico, infartos cardíacos o ictus.
Igualmente, cerca del 36% de los estadounidenses afirmaría que no se siente descansado tras una noche de sueño nocturno, no llegando a cumplir las aconsejadas 7 horas de descanso ininterrumpido. De nuevo, serían poco más de uno de cada tres adultos.
En investigaciones anteriores ya se había sugerido que la falta de sueño puede provocar efectos perjudiciales a nivel del sistema circulatorio, la memoria o las relaciones sociales, llegando incluso a fomentar las alteraciones del estado del ánimo a corto y medio plazo.
Ahora, este nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona habría demostrado un efecto perjudicial más de la falta de sueño: dormir poco o mal puede reducir la pérdida de peso en los individuos con sobrepeso.
Dormir bien para adelgazar
Según el conocido Dr. Jordi Salas-Salvadó, profesor de la URV, durante las últimas décadas las tasas de obesidad han aumentado de forma paralela a los trastornos del sueño. Por ello, afirma, el nuevo ensayo clínico PREDIMED-Plus brindaría una oportunidad para examinar cómo los cambios en el estilo de vida pueden afectar al peso y los niveles de grasa durante el paso de 12 meses.
Se trataría de un programa de prevención cardiovascular primaria intensiva, donde también se tiene en cuenta la calidad y cantidad de sueño. Este nuevo ensayo clínico estudiará los efectos sobre la salud que tiene seguir una Dieta Mediterránea en individuos españoles a largo plazo, pero algunos de sus resultados ya están publicándose en forma de estudios independientes.
En este caso, el Dr. Salas-Salvadó y sus colegas analizaron datos de 1.986 personas con una edad media de 65 años durante el paso de un año. Todos ellos sufrían sobrepeso u obesidad al iniciar el estudio, además de padecer otras patologías como el síndrome metabólico -un conjunto de factores de riesgo para la salud, tales como hipertensión, niveles elevados de insulina y baja tolerancia a la glucosa, niveles bajos de colesterol HDL o "bueno" y elevados de triglicéridos en sangre o dislipemia.
Durante todo el año, los voluntarios participaron en un programa intensivo de pérdida de peso, donde se incluía una Dieta Mediterránea baja en calorías, ejercicio físico y sesiones de apoyo conductual para mejorar los hábitos y estilo de vida. Se tuvieron en cuenta los cambios a nivel de peso y grasa corporal durante todo el año, pero también otros factores como los patrones del sueño de los participantes.
Según sus resultados, aquellos participantes que al inicio del estudio afirmaban que no dormían el mismo número de horas todas las noches, un fenómeno llamado alta variabilidad del sueño, habían llevado a perder menos peso durante el año en comparación a los que seguían un correcto patrón del sueño. Además, también experimentaron una menor reducción del índice de masa corporal o IMC.
Así mismo, los resultados mostraban que aquellos individuos que dormían menos de 6 horas cada noche experimentaban una menor reducción de la circunferencia abdominal, en comparación a los que dormían entre 7 y 9 horas diarias.
Por ello, según los investigadores, los patrones del sueño también tendrían un importante papel en la pérdida de peso y grasa en general, y sería un factor a tener en cuenta en cuanto a cambios de estilo de vida se refiere.