Las dietas bajas o directamente carentes en carbohidratos se han puesto muy de moda en los últimos tiempos, a pesar de la fragilidad de la evidencia científica que las apoya. Pero esto ha hecho que cada vez se preste más atención al otro gran macronutriente -junto con las grasas-, las proteínas. Tradicionalmente se ha considerado la carne como la mejor fuente de proteínas, pero la ciencia ya ha advertido sobre los riesgos del consumo excesivo de ésta. Así, las proteínas que no están en la carne van cogiendo peso, pero la sociedad aún sabe poco sobre ellas. La yema de huevo cruda es uno de los alimentos a los que se supone más contenido proteíco, pero en realidad no es el que más tiene: otros alimentos vegetales lo superan.