Cuando freímos ciertos alimentos tendemos a convertir nuestras sartenes en piscinas de aceite. Una vez hemos terminado, ponemos los fritos sobre papel de cocina para que se absorba bien el aceite y llevamos la sartén todavía humeante hasta el fregadero. Justo encima de sumidero comenzamos a verter el ardiente aceite y escuchamos ese sonido inconfundible cuando impacta contra el frío metal de las cañerías. Aunque no lo sepamos, con este gesto estamos poniendo en grave peligro al medio ambiente.
Es posible que consideremos que la cantidad que vertemos de por las cañerías del fregadero es demasiado escasa para producir daños. Sin embargo, un solo litro de aceite usado puede contaminar hasta 1.000 litros de agua. El aceite se utiliza en muchas ocasiones durante el día para cocinas y, por tanto, este hábito es uno de los que más perjudican al medio ambiente.
Los aceites vegetales y las grasas alimentarias en general terminan agregándose en bolas que terminan impactando en el medio de diferentes maneras. Tratar apropiadamente los residuos de aceite no sólo beneficia al medio ambiente, sino también a los ciudadanos. De hecho, el problema más inmediato que pueden causar estas bolas son atascos en las cañerías de casa. Este hecho provocará malos olores y gastos económicos para solventar estos problemas.
Aceite usado en la naturaleza
Pero, además, la empresa de gestión de aguas, Aqualia, explica en la página web de iAgua que estas bolas de grasa son también culpables de los malos olores de una ciudad. Según la empresa, atascan los colectores del sistema de alcantarillado y, en consecuencia, la salida de gases se produce con dificultad. Pero, además, el mantenimiento del correcto estado de las cañerías de la ciudad puede encarecerse por este tipo de problemas y, por tanto, aumentar los impuestos exigidos a los ciudadanos.
Por último, los aceites arrojados por el fregadero pueden alcanzar la naturaleza, a través de ríos y de mares. Según la fundación Aquae, organismo sobre la gestión sostenible del agua, "si este residuo llega a los ríos, se forma una película superficial que afecta al intercambio de oxígeno y perjudica a los seres vivos del ecosistema". Es decir, verter el aceite de cocinar en el fregadero es un gesto pequeño y cotidiano, pero que puede ser dañino a varios niveles.
Sin embargo, se trata de un residuo que se puede reciclar y eliminar de maneras alternativas. El aceite usado es, para la mayoría de nosotros, un desecho. Pero existen personas y negocios que lo consideran como una materia prima. Sí, recuerda a un capítulo de Los Simpson en el que Homer llega a robar grasa para conseguir dinero con su venta. Los restaurantes y los bares conocen el negocio y, muchos, venden estos desperdicios.
Varias posibilidades de reciclaje
Por esta razón, los expertos piden que, al obtener desechos de aceite, se conserven fríos en botellas de plástico. De esta manera, podrán ser llevados a ciertos lugares de recogida. El aceite usado que producimos en casa puede ser llevado a los puntos limpios de las ciudades. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, explica en su página web que existen 380 puntos en los que se puede abandonar el aceite para su posterior recogida.
La aplicación más común que se da a estos aceites usados es la fabricación de biodiésel. Se trata de un combustible biodegradable y que no contiene sustancias contaminantes como el azufre. De esta manera, el biodiésel contribuye a la reducción de la contaminación atmosférica. La empresa internacional Bloomberg advirtió que en Estados Unidos el negocio del biodiésel había dado lugar a robos de aceites y grasas usadas que, posteriormente, se vendían a un buen precio.
Sin embargo, el aceite usado también tiene una aplicación en casa. Algunas personas realizan con el jabón para la ropa y para las manos. Internet está lleno de tutoriales que explican cómo realizarlos. Básicamente, para fabricar estos jabones se utiliza agua, sosa cáustica y el aceite bien filtrado. El jabón no puede utilizarse hasta pasado un mes cuando ya se encuentra perfectamente solidificado. En la manipulación de estas sustancias es necesario protegerse con guantes, gafas y mascarilla.
El aceite para cocinar es, por tanto, uno de los residuos del hogar que más contaminan el medio ambiente, pero sus aplicaciones pueden contribuir a reducir la contaminación y el gasto en el hogar.
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