El alemán es un idioma fascinante que logra sintetizar conceptos intraducibles en términos concretos: tal el caso del Weltschmerz de los poetas románticos, que vendría a ser el "hastío del mundo", o el Torschlusspanik existencial ante el tiempo que se nos escapa. Pero la lengua de Goethe también ha alumbrado términos para realidades menos elevadas: tal es el caso del hermoso Kummerspeck, que podría traducirse como "panceta de la pena".
Por 'kummerspeck' se denomina una ganancia de peso excesiva motivada por la comida como compensación de un conflicto emocional. Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU) se propuso tomar este concepto como punto de partida para estudiar qué hay de cierto en un estereotipo socialmente asumido: que una ruptura de pareja, con la desazón que provoca, tiende a provocar un engorde súbito y de riesgo -a base, probablemente, de grandes cucharadas de helado, si nos fiamos de lo que retratan el cine y las series.
Según adelanta Marissa Harrison, profesora asociada de Psicología en el campus de Harrisburg, habría una explicación evolutiva a la tendencia a acumular comida después de una ruptura hace miles de años, ya que el individuo que perdiera un vínculo social sería más vulnerable. Pero en humanos modernos, explica la investigadora, este hábito se ha perdido.
"La comida era mucho más escasa en el medio ancestral, así que si tu pareja te abandonaba, recopilar alimentos se volvía mucho más complicado", explica Harrison. "Así que podría tener sentido que nuestros ancestros acaparasen comida tras una ruptura". Los roles en las sociedades primitivas tendían a especializarse, con hombres cazadores y mujeres recolectoras. Una ruptura significaba para ambos sexos sufrir una pérdida radical de la mitad de sus fuentes de alimentación.
Pero según las conclusiones del estudio, publicado en la revista Journal of the Evolutionary Studies Consortium, "es posible que algunas personas ahoguen sus penas con el helado durante un día o dos, pero no se tiende a engordar después de romper". Eso, independientemente del hecho probado de que las personas que sufren emocionalmente pueden recurrir a la comida especialmente insana, cargada de azúcar y grasa, como consolación. "El mero hecho de que exista la palabra kummerspeck apunta a que el fenómeno es real", apunta la psicóloga.
Para poner a prueba el mito, los investigadores realizaron dos estudios. Para el primero, fueron reclutadas 581 personas que rellenaron una encuesta online sobre sus relaciones de pareja, rupturas incluidas, y su ganancia o pérdida de peso en el año transcurrido desde que lo dejaron. La mayoría de participantes, un 62,7%, no reportó ningún cambio significativo de peso. Esto sorprendió a Harrison y a sus colegas, que diseñaron otro trabajo para confirmar los resultados.
En el segundo ensayo, se centraron en detalle en 261 participantes, que tuvieron que describir si habían vivido el fin de una relación de larga duración y cuánto peso habían ganado o perdido en los días posteriores. También se les interrogó sobre sus emociones con respecto a sus ex, cómo de comprometidos estaban, quién tomó la iniciativa de romper y qué actitud tenían con respecto a la comida y el estrés. De nuevo, independientemente de lo traumática que pudiera ser la separación, el 65,13% de las personas estudiadas no había engordado al final.
"Nos sorprendió que en ambos estudios, con amplias muestras de comunidades, no asomasen evidencias de kummerspeck", confiesa Harrison. "Lo único que encontramos fue que, en el segundo estudio, las mujeres con tendencia a comer emocionalmente sí que cogían peso después de romper una relación. Pero no era algo común".
Más allá de la anécdota, la psicóloga apunta a las estrategias terapéuticas que pueden aplicarse con estos datos. "Es una información útil para profesionales que atienden a personas que tienden a comer emocionalmente. Si tu paciente está pasando por una ruptura y ya de por sí come en exceso cuando sufre trastornos emocionales, este serías el momento en el que necesitarían un apoyo extra".
[Más información: Éste es el máximo de kilos que puedes perder a la semana sin perjudicar tu salud]