Éstas son las reacciones que provocan las 5 setas tóxicas más consumidas en España
Una docena de personas al año es hospitalizada por setas venenosas en España y se han llegado a producir trasplantes y muertes.
16 noviembre, 2019 02:45Noticias relacionadas
Según el Hospital Clínic de Barcelona, centro de referencia para estos envenenamientos en España, un total de 12 personas se intoxicaron por comer setas venenosas en el año pasado y se han analizado más de 500 casos en los 20 años que el centro lleva prestando este servicio. Los extremos más graves corresponden a dos muertes por una ingesta de setas equivocadas y un paciente que sobrevivió pero requirió de un trasplante de hígado debido a las toxinas.
Hay más de 1.500 especies de setas catalogadas en España, de las cuales entre 50 y 70 pueden considerarse como ciertamente tóxicas. Sin embargo, la mayoría solo causará molestias que pueden ser confundidas con reacciones alérgicas o indigestiones, y que no serán declaradas al médico. Sin embargo, una decena de setas se considera letal al tener capacidad de provocar daño hepático irreversible. Estas son las cinco, junto con sus parientes, más consumidas por error en España:
Abre la lista la Amanita phalloides, la seta más peligrosa en nuestro medio debido a su abundancia y toxicidad. Tiene dos parientes menos frecuentes, la Amanita verna, seta de primavera, y la Amanita virosa, de otoño. Se encuentran principalmente en bosques de hoja ancha. Sus efectos comienzan entre ocho y diez horas tras la ingesta, con un cuadro digestivo con náuseas, vómitos y diarrea. Puede sucederse una fase asintomática 24-48 horas después, seguida de otra fase a los 3-4 días con afectación severa renal y hepática, coma y muerte.
La Galerina marginata es una seta pequeña que crece en los troncos y las ramas secas de los pinos, y puede producir tras su ingesta una clínica similar a la de la ingesta de Amanita phalloides. Las dos Lepiota, la helveola y la brunneo-incarnata, también crecen en bosques de hoja ancha y al borde de los caminos. Los síntomas de intoxicación pueden aparecer al cabo de las 7 a 48 horas tras la ingesta, con clínica inicialmente digestiva, seguida de afectación hepática e insuficiencia renal en la fase final.
Las Cortinarius orellanus y Cortinarius speciosissimus también pueden producir intoxicaciones severas de evolución fatal. Inicialmente se manifiesta como un cuadro autolimitado de náuseas, vómitos o diarrea leves. Entre dos y 15 días tras la ingesta, sin embargo, se puede desarrollar anorexia, escalofríos, cefalea, dolores musculares y articulares, sed intensa, hormigueos, dolor abdominal en flancos y otros síntomas generales hasta la presentación de insuficiencia renal.
La Gyromitra esculenta, si se consume cruda o poco cocinada, puede también ser mortal. Puede presentar un cuadro clínico a las pocas horas de su ingesta con vómitos, náuseas y dolor abdominal seguido por la afectación del sistema nervioso con debilidad, incoordinación, convulsiones, delirio y coma. También se ha asociado a casos de afectación renal y hepática, y en determinadas ocasiones, a la destrucción masiva de células rojas sanguíneas y alteraciones en la cesión del oxígeno a los tejidos.
El Paxillus involutus, que se consideraba comestible hasta que se probó que destruía los glóbulos rojos, y el Entoloma lividum, llamado 'pérfido' por su similitud con variedades comestibles, completan la lista.
Los bulos de las setas
Como norma general, el Servicio de Información Toxicológica (SIT) insta a consumir únicamente setas de especies que tengamos identificadas convincentemente como comestibles, y a no mezclarlas con otras que desconozcamos. Recomiendan no coger setas alteradas por la edad, parásitos, heladas o lluvias, como tampoco las que crecen en vertederos, cercanías de fábricas o lugares con tráfico.
Hay que evitar que las manipulen los niños, y a la hora de comerlas, siempre deben de estar bien cocinadas. Preferentemente no se deberían comer más de 250 gramos de setas a la semana, y conviene guardar siempre un fragmento en la nevera hasta unos días después que ayude al experto a identificarla en caso de intoxicación.
Por último, el SIT ofrece este listado de desmentidos de los mitos más frecuentes:
No es verdad lo de la cucharilla de plata ennegrecida con setas cocidas.
No es cierto que con las setas tóxicas el ajo o la cebolla se ennegrezca.
No es cierto que se envenenan si pasan cerca erizos o serpientes.
Es falso que pierdan la toxina con vinagre o sal.
Es falso que si están mordidas por animales son comestibles: puede ser una especie adaptada para digerir un veneno que mataría a un humano, o un ejemplar que ha cometido un error y está enfermo o muerto en otro lugar.
No es cierto el que son tóxicas las que cambian de color al partirlas. Por ejemplo, la seta comestible Boletus cyanescens pasa a azul cuando se le corta y en cambio las Amanitas tóxicas no viran de color.
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