A pesar de lo que se suele pensar, las hojas que elegimos para nuestras ensaladas son importantes. La lechuga iceberg, esa que tiene una hoja sobre otra y forma una bola, es más famosa en Estados Unidos y Canadá que aquí. En España tenemos a este alimento en una menor estima, pero ¿es realmente para tanto? Todas las lechugas tienen un alto porcentaje de agua, en muchas ocasiones supera el 95% de su composición total. Por esta razón, las lechugas tienen un bajo nivel energético: suelen tener unas 17 kilocalorías por cada 100 gramos que se comen de ellas.
Eso sí, las lechugas son fuente de una serie de nutrientes de entre los que destacan la vitamina C y los folatos. La lechuga iceberg tiene también estos componentes, pero en una proporción menor a la que existe, por ejemplo, en la lechuga romana. En cuestión de vitamina C, la iceberg tiene 2,8 miligramos y la romana, 4; también sale perdiendo en cantidad de fibra ya que la romana tiene 2,1 gramos y la iceberg 1,2. Lo mismo pasa con los niveles de vitamina A, ácido fólico y algunos minerales. La lechuga iceberg sale perdiendo si se comparan sus nutrientes con los de las demás lechugas.
Esto no quiere decir que debamos evitar la lechuga iceberg, pero existen otras lechugas más interesantes. Sin embargo, es importante destacar que existen otras hortalizas de hojas verdes que tienen un mayor número de beneficios que las lechugas en general. Las espinacas, por ejemplo, tienen una proporción considerablemente mayor de fibra, 6,3 gramos, y una mayor cantidad de vitaminas y de minerales. Por esta razón, no debemos pensar que las hojas de las ensaladas no aportan nada y podemos combinarla en busca de una mayor variedad de sabores, pero también de nutrientes interesantes.