Entre los numerosos síntomas que produce la anafilaxia, el shock que se produce por contacto con un alérgeno, los más graves son los que afectan al aparato circulatorio. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) los define así: descenso de la tensión arterial, incluso hasta llegar a shock. Al bajar la tensión no llega bien la sangre a los órganos del cuerpo, sobre todo al cerebro. En ese caso se puede experimentar malestar, mareos, visión borrosa, sensación de angustia, de muerte inminente, llegando a la pérdida de conciencia, o incluso a las convulsiones. Cuando la reacción es grave y mantenida pueden quedar daños cerebrales permanentes, o incluso provocar la muerte.
Todo esto probablemente lo sabía o lo intuía el hombre de 56 años que apareció muerto en su casa y del que desde el principio se sospechó que había cometido suicidio. Faltaba determinar qué método había utilizado y el resultado sorprendió los especialistas, que presentaron sus hallazgos en el XXIII Congreso Español de Toxicología que se celebró este año en Sevilla.
Los forenses del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Catalunya y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón utilizaron una técnica denominada espectrometría infrarroja con transformada de Fourier (FT/IR) en uno de sus usos recogidos, analizar sustancias aislables en muestras biológicas al comparar su estructura con la de un patrón de referencia.
Así, se trata de un procedimiento útil en sospechas de anafilaxia alimentaria para determinar alérgenos. En casos de muerte, aquellos que puedan estar relacionados con el fallecimiento.
El hombre que protagoniza este caso tenía 56 años y padecía depresión mayor. Desde el principio, se sospechó de una muerte violenta suicida. Así los forenses encargados de su caso estudiaron muestras recogidas en la autopsia para determinación de dorgas de abuso, psicofármacos y alérgenos, mediante inmunoensayo y técnicas de confirmación.
Se valoró el el expediente del Servicio de Laboratorio Forense (SLF) y del Servicio de Patología Forense (SPF) del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Catalunya (IMLCFC).
El varón tenía alergia a la albúmina del huevo y a la carne de aves de corral. Por su trastorno mental, estaba en tratamiento con ansiolíticos y antidepresivos. Una sobredosis de estos fármacos podría haber sido el método utilizado para el suicidio, pero no.
Como explicaron los forenses en el congreso, cerca del cadáver se encontró una jeringa y un vaso, ambos con restos de huevo. En la autopsia médico-legal, los expertos destacaron un hallazgo: un importante edema de glotis - un pliegue cartilaginoso que impide la entrada de alimentos en la tráquea, pero no obstaculiza su paso al esófago - y epiglotis, un trozo de cartílago localizado detrás de la lengua.
También se vio mucosidad en vía respiratoria y esófago y edema pulmonar. En el estómago, se halló una sustancia compatible con huevo. Esto se acabó confirmando con la FT/IR ,que comparó los restos sólidos encontrados en el estómago con el de una clara de huevo.
Los autores concluyen que los laboratorios forenses pueden aportar información relevante como la detección de alérgenos mediante este tipo de técnicas analíticas complementarias.