No sé si somos del todo conscientes de cuánto tardamos en comer. Pensémoslo un momento: ¿cuántos minutos le dedicamos a la comida o a la cena? ¿Somos de los que comemos demasiado deprisa o por el contrario le dedicamos un tiempo suficientemente amplio, masticamos bien los alimentos, sabiendo en todo momento cuánta comida estamos ingiriendo? Si consideras que estás en el primer grupo quizá deberías cambiar el hábito. No es una cuestión de tiempo sino de salud.
Comer deprisa no es nada bueno para nuestra digestión pero tampoco lo es para nuestra salud en general. Y además, algo (muy) importante que seguro que nos
interesa: comer deprisa no nos ayudará -en absoluto- a adelgazar. Tal y como afirma a EL ESPAÑOL Eva M. Bautista, nutricionista de Blua de Sanitas, "comer muy deprisa conlleva tener o hacer peores digestiones y además puede realizarse una peor absorción de los nutrientes que ingerimos". Pero además, existe algo fundamental, y es que al comer deprisa, solemos ingerir más cantidad de la necesaria. Y esto puede dar lugar "al sobrepeso o a la obesidad si no se realiza una compensación adecuada a través del ejercicio", añade.
De este modo y según explica el equipo de nutricionistas del Hospital Universitario Sanitas (Madrid) en su web oficial, "algunas investigaciones han llegado a demostrar que las personas que comen muy rápido tienen hasta un 115% más de probabilidades de desarrollar sobrepeso y obesidad". Y esto se debe en gran medida, al control que las hormonas ejercen sobre el apetito y la sensación de saciedad: las personas que comen despacio mantienen durante más tiempo esa sensación de saciedad, consumen mucho menos calorías que las personas que comen deprisa y tienen, además, un peso más estable. Al comer despacio conseguiremos esa sensación de saciedad en el mismo momento, pero con una gran diferencia: habiendo consumido muchas menos calorías.
Al iniciarse la ingestión de alimentos, explica Bautista, "una parte de nuestro cerebro desencadena unas señales que indican el momento de saciedad. Si comemos deprisa, no da tiempo a que llegue esa señal y por tanto consumimos más alimentos de los que necesitamos". Comer despacio, tal y como explican los expertos, se ha asociado a un aumento de las hormonas que intervienen en la regulación del hambre y que por tanto, nos hacen sentir saciados o con la sensación de saciedad que nos hace parar de comer y quedarnos bien.
Además, comer rápido no solo hará que tomemos más cantidad sino que cuando tomemos productos procesados (con gran cantidad de grasas y azúcares) estaremos tomando mucha más cantidad (que si comiésemos despacio). Esto no sólo ayudará a que aumente nuestro peso, sino que puede aumentar también nuestros niveles de glucemia.
Comer despacio no sólo hace que comamos menos y lleguemos antes a ese nivel de saciedad sino que, según añaden los profesionales, hace que disfrutemos más de la comida, que favorezca nuestro tránsito intestinal, que mantengamos a raya el estrés y la ansiedad y que mejore la absorción de los nutrientes que tomamos. "Comer despacio mejora la digestión, ya que trituramos más los alimentos en la boca y evitaremos un esfuerzo mayor por parte de los órganos implicados", afirma Bautista. Además, los nutricionistas de Sanitas informan que "masticar bien puede ayudarnos a quemar hasta 10 calorías más por cada 300 calorías ingeridas".
Consejos para comer despacio
Para ser más conscientes de lo que comemos y masticar bien los alimentos, "lo más importante es masticar el alimento hasta dejarlo en consistencia de puré antes de tragarlo. El tiempo que se estima para ello va a depender de cada persona, del tipo y de la cantidad del alimento que hemos introducido en la boca", explica Bautista.
Algo que puede ayudar a masticar más despacio es "soltar los cubiertos entre bocado y bocado y contar hasta 20-30 en cada uno de ellos", aconseja. Sin embargo, no hará falta contar sino que basta con ver, como hemos dicho, cómo está la consistencia del alimento antes de ingerirlo. De este modo, comer despacio ayudará también al mantenimiento de las encías y de toda la musculatura de la mandíbula.
Otros consejos que ofrecen los especialistas en nutrición para ayudarnos a comer más despacio son: no esperar a sentir demasiada hambre cuando vayamos a comer; preparar con cuidado y dedicación la mesa; si comemos en el trabajo es aconsejarle hacerlo en un sitio apartado que nos impida estar pendientes del trabajo, pues la hora de la comida tiene que ser un momento de descanso. Y también puede ayudarnos apartar el móvil y la televisión de nosotros mientras comemos. "Hay que generar un entorno agradable para tomar conciencia de la comida, evitando distracciones como el móvil o la TV", finaliza Bautista.