Actualmente se sabe que la alimentación es un factor de riesgo clave para sufrir diversos tipos de enfermedades cardio y cerebrometabólicas, inexistentes o al menos muy poco prevalentes hace tan solo unos siglos: diabetes mellitus, hipertensión, hígado graso no alcohólico y las enfermedades cardiovasculares en general. Si bien muchas de estas enfermedades eran conocidas, no eran tan problemáticas como lo son hoy en día.
Ahora, un nuevo trabajo no solo vuelve a confirmar la estrecha relación entre alimentación y salud vascular, sino que va un paso más allá, llegando a asegurar que existirían diversos tipos de alimentos asociados a accidentes cerebrovasculares o ictus.
Aunque habitualmente se suele hablar del ictus o accidente cerebrovascular como una única enfermedad, la realidad es que hay dos tipos bien diferenciados: ictus isquémico e ictus hemorrágico.
El ictus isquémico se produce de forma similar a un infarto cardíaco: un coágulo obstruye una arteria, bloqueando el suministro de sangre hacia el cerebro. Por su parte, en el ictus hemorrágico se produce una hemorragia cerebral, ya sea por la ruptura de una arteria de forma espontánea o bien tras algún golpe a nivel craneal, dañando a las células cerebrales adyacentes.
Actualmente se calcula que el 85% de todos los ictus son isquémicos, mientras que el restante 15% son hemorrágicos.
Hasta el momento, la mayoría de los estudios habían analizado los ictus en su conjunto sin diferenciar un tipo u otro, o bien tan solo se habían fijado en el ictus isquémico.
Diferentes ictus
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista European Heart Journal analiza hasta 418.000 casos de ictus en nueve países europeos (Dinamarca, Alemania, Grecia, Italia, Holanda, Noruega, España, Suecia y Reino Unido) diferenciando ictus isquémico de ictus hemorrágico, y relacionando cada tipo con un tipo de alimentación.
Entre la conclusiones, se confirma una vez más que el consumo elevado de frutas, verduras, fibra, leche y derivados reduciría el riesgo de ictus isquémico; sin embargo, dicha alimentación no se relacionaría de forma significativa con el ictus hemorrágico, ni para bien ni para mal.
La Dra. Tammy Tong, autora principal del estudio y epidemióloga nutricional del Departamento de Salud Poblacional de Nuffield, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), aboga por continuar recomendando el consumo de estos alimentos dado que otorgarían protección sobre el tipo de ictus más prevalente, sin aumentar el riesgo de hemorragia cerebral.
Por otro lado, un elevado consumo de huevos sí aumentaría el riesgo de ictus hemorrágico, pero no de ictus isquémico. De hecho, ningún alimento en particular se relacionó con mayor riesgo de ictus isquémico.
Alimentos protectores
En total, según los hallazgos del estudio, la cantidad de fibra consumida tendría un efecto protector directamente proporcional: a más fibra, menor riesgo de ictus isquémico.
Concretamente, y teniendo en cuenta la fibra de cualquier origen (fruta, verdura, granos enteros, legumbres, frutos secos y semillas), por cada 10 gramos más de fibra ingeridos al día, se reduciría hasta un 23% el riesgo de ictus; esto equivaldría a evitar hasta dos casos de ictus por cada 1000 personas durante el paso de 10 años.
Por su parte, el consumo de fruta y verdura por sí solas también lograrían reducir el riesgo: por cada 200 gramos ingeridos de estos alimentos cada día, se reduciría el riesgo de ictus isquémico un 13%, lo que equivaldría a evitar un caso de ictus por cada 1000 personas durante el paso de 10 años.
Por otra parte, el consumo de huevos sí sugería un aumento de riesgo de sufrir ictus hemorrágico: por cada 20 gramos diarios de huevos, el riesgo aumentaba un 25% en el caso del ictus hemorrágico, es decir, alrededor de dos casos más por cada 3000 personas a lo largo de 10 años. Aunque cabe destacar que según los datos del estudio, los participantes apenas consumían alrededor de 20 gramos de huevo al día, y un huevo promedio pesa alrededor de 60 gramos.
Productos peligrosos
Estos resultados en relación al huevo contrastarían con anteriores estudios recientes, donde se aconseja incluso consumir más de un huevo diario, dado que no ha demostrado reducir la esperanza de vida ni aumentar el riesgo cardiovascular en general. De hecho, en este estudio, el consumo de huevo no se relacionó con un aumento de riesgo de ictus isquémico, el tipo de ictus que más se asemeja a las enfermedades cardiovasculares como el infarto de corazón.
Finalmente, también se analizaron otros alimentos como carne roja, carne procesada, carne de aves de corral y pescados, pero no se obtuvo una correlación significativa entre estos alimentos y el riesgo de alguno de ambos tipos de ictus.
Sin embargo, como limitaciones del estudio, a pesar del gran número de participantes, cabe destacar que tan solo se tuvieron en cuenta sus datos sobre alimentación en un único momento del estudio y no a largo plazo.
Así mismo, se tuvo en cuenta su historial médico, estilo de vida y factores sociodemográficos, pero no se valoró la toma de determinados fármacos que sí han demostrado reducir el riesgo de sufrir un ictus, como las estatinas o fármacos contra el colesterol en general. Por ello, es aconsejable tomar estos resultados con precaución.