Adoptar unos hábitos de alimentación más saludables es un objetivo que muchos de nosotros compartimos. Perder peso, reducir el colesterol o, incluso, sentirnos más vitales son algunos de los premios que esperamos obtener con nuestro esfuerzo. La alimentación es, sin duda, uno de los pilares básicos de la buena salud, junto al sueño de calidad y a la realización de ciertas horas de ejercicio físico a la semana.
Basar nuestra dieta en vegetales, pasarnos a los cereales integrales y consumir grasas insaturadas son algunos de los pasos que nos llevarán a reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o, incluso, oncológica. Sin embargo, los compromisos sociales, los horarios laborales y, por qué no admitirlo, la pereza y el gusto por los alimentos menos nutritivos nos hacen fallar en este camino a la perfección nutricional.
De todas formas, es posible llevar a cabo ciertas técnicas para mantenernos más motivados e informados. Una de ellas es realizar un diario de comidas. La publicación sobre salud de la Universidad de Harvard explica que este cuaderno puede ayudarnos a identificar qué es lo que hacemos mal. De hecho, la institución aporta un esperanzador dato: las personas que mantienen un diario de comida son capaces de perder hasta el doble de peso, según un estudio que realizaron con 7.100 voluntarios.
Harvard ofrece todos los datos relevantes que debe contener nuestro diario y, además, una serie de consejos para que podamos explotar sus beneficios al máximo. Los datos más evidentes que debe contener el diario es qué has comido —explicando cómo ha sido cocinado y qué salsas o guarniciones contenía—, cuánta cantidad y a qué hora lo has hecho. Mantener horas fijas para comer es importante para la pérdida de peso, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.
Pero, además, Harvard ha reparado en una serie de datos que solemos ignorar y, en realidad, son importantes para conocernos en mayor medida. Por ejemplo, los expertos de la prestigiosa universidad consideran que es importante señalar el lugar donde hemos comido —no es lo mismo comer en una mesa que mientras vamos andando por la calle—, qué hacías mientras comías, con quién estabas y cómo te sentías al hacerlo.
Apuntar todos estos datos no ayudará a sacar ciertas conclusiones sobre nuestros hábitos. Es posible que siempre comamos con la televisión encendida y, por tanto, dedicándole a ella nuestra atención. Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), explica en este artículo de EL ESPAÑOL que comer sin prestar atención a la comida provoca una ingesta compulsiva.
Analiza tus hábitos
Estos son todos los datos que necesitas para empezar con tu diario de comidas. Harvard, además, aporta una serie de consejos para realizar, lo mejor posible, esta recolección de datos. Acostúmbrate a registrar tus comidas una vez las termines; si esperas al final del día es posible que tus apuntes no sean del todo precisos. Sé todo lo preciso que puedas con las bebidas y las comidas. Si, por ejemplo, tomas un café "apunta el tipo y el tamaño aproximado". Por supuesto, también debes apuntar todo el alcohol que consumes.
Una vez haya rellenado una semana entera con todos los datos de tu alimentación, podrás empezar a analizarla. Para realizar esta tarea, los expertos de Harvard proponen que te hagas las siguientes preguntas: ¿Cómo de saludable es tu dieta?, ¿cuántas frutas y verduras he comido cada día?, ¿tomas pan o cereales integrales?, ¿con cuánta frecuencia tomas refrescos azucarados?, ¿mi estado de ánimo repercute en lo que como?, por ejemplo, ¿tomo aperitivos insanos cuando estoy estresado? y, por último, ¿cuántas veces como con prisas?
Cuando hayas respondido a todas estas preguntas, debes marcarte tus objetivos en función de los fallos que hayas observado. Eso sí, deben ser objetivos inteligentes. Los de Harvard los definen como aquellos que son "específicos, medibles, alcanzables, relevantes y que se obtengan con el tiempo". Por ejemplo, si has observado que comes sano al principio del día y a partir de las 15 horas "asaltas la máquina de vending", tu objetivo inteligente no debe ser "comer aperitivos más sanos", sino "llevar al trabajo una pieza de fruta o un puñado de frutos secos".
Escribiendo un diario como este, tu camino hacia los hábitos de alimentación saludable será individualizado, tendrás el control sobre él y podrás conocerte mejor a ti mismo.