Además del azúcar o las grasas procesadas, existe otro elemento cuyo consumo excesivo está demostrando cada vez más perjuicios en la salud humana: la sal. A pesar de que se suela relacionar inequívocamente con la hipertensión arterial, la sal puede provocar otros perjuicios no tan conocidos, como es el caso de debilitar el sistema inmune.
Así lo sugiere un nuevo estudio llevado a cabo por el Hospital Universitario de Bonn y publicado en Science Translational Medicine. Según dicho trabajo, un exceso de sal en la dieta sería capaz de debilitar el sistema inmune, lo que a su vez aumentaría el riesgo de sufrir infecciones bacterianas mucho más graves en comparación a una dieta saludable con un nivel adecuado de sal.
Actualmente las recomendaciones de la OMS recomiendan la toma de aproximadamente cinco gramos de sal de mesa al día, lo que equivaldría a 2.000 miligramos de sodio de forma específica. Eso representaría aproximadamente la cantidad contenida en una cucharilla de café, pero en realidad no son pocos los individuos que sobrepasan dichas recomendaciones. Solo en Alemania, donde se realizó este estudio, se calcula que de media los hombres consumen alrededor de diez gramos diarios y las mujeres alrededor de ocho gramos diarios. Y en España las cosas no son muy diferentes, pues se calcula que hasta el 80% de los españoles supera los límites marcados por la OMS.
Si bien es cierto que la sal en general, y el sodio en particular, son necesarios para mantener una salud óptima, su exceso no solo puede desencadenar aumentos de tensión arterial, sino también desembocar en infartos o ictus en consecuencia.
Ahora, este nuevo trabajo también ha relacionado los excesos de sal con la debilidad del sistema inmune, algo que contrasta con anteriores trabajos, según explica Christian Kurts, del Instituto de Inmunología Experimental de la Universidad de Bonn.
Infecciones con peor pronóstico
En investigaciones anteriores se habría sugerido que ciertas infecciones parasitarias que afectan a la piel de algunos animales parecen mejorar más rápido con una dieta alta en sal; los macrófagos, las células inmunes que atacan y consumen a los parásitos, son más activos en presencia de sal. Pero no se puede generalizar.
Según los autores, esto se explicaría por dos razones: por un lado, el organismo mantiene la concentración de sal en la sangre y en diversos órganos de forma constante, si no los procesos biológicos importantes se verían afectados. Sin embargo, la piel es una excepción, pues funciona como un depósito de sal corporal y, por ello, el consumo extra de esta sustancia puede potenciar enfermedades de la piel. Pero otras partes del organismo no están expuestas a la sal adicional que se consume con los alimentos. De hecho, dicha sal adicional se filtra por los riñones y se excreta por la orina.
Y esa es la segunda razón a tener en cuenta: los riñones tienen un sensor de cloruro de sodio o sal de mesa que activa la función de excreción de la sal. Pero, de forma secundaria, este sensor también hace que aumenten los glucocorticoides corporales, unas hormonas que pueden hacer dejar de funcionar a los granulocitos, el tipo más común de células inmunes de la sangre.
El estudio
De la misma forma que sucede con los macrófagos, los granulocitos son "células carroñeras", que limpian las infecciones. En su caso, sin embargo, atacan principalmente a bacterias y no a parásitos. Y, si no lo hacen con suficiente intensidad, las infecciones pueden progresar y agravar las enfermedades. Y eso pudo demostrarse en ratones.
Para el estudio, se analizó el caso de ratones infectados con listeria, una bacteria que puede causar fiebre, vómitos y sepsis. Algunos de ellos habían sido alimentados con una dieta alta en sal y otros con una dieta control. Y, según sus resultados, se pudo contar entre 100 y 1.000 veces el número de patógenos que causan la enfermedad tanto en el bazo como en el hígado de los roedores. Así mismo, también se pudo constatar que las infecciones urinarias de estos animales se curaban más lentamente si eran alimentados con una dieta alta en sal.
De hecho, el exceso de sal también da efectos negativos en el sistema inmune humano. En este caso, se analizó a voluntarios que consumieron seis gramos de sal extra junto a su dieta habitual diaria, es decir, aproximadamente la porción de sal contenida en dos hamburguesas y dos porciones de patatas fritas en total. Tras una semana, se tomó una muestra sanguínea de los voluntarios, objetivando que el nivel de granulocitos había mermado y se desenvolvían peor contra infecciones bacterianas. Además, también se observó un aumento de los niveles de glucocorticoides como sucedía con los roedores.