Siempre se ha considerado que los productos frescos son mejores que los congelados. Sin embargo, este pensamiento está cambiando. Comprar ciertos alimentos congelados puede ahorrarnos tiempo de cocinado sin renunciar a sus beneficios. Las frutas y las verduras ultracongeladas, por ejemplo, son prácticamente tan buenas como las que se compran frescas. En este artículo de EL ESPAÑOL se explica que no existen apenas diferencias de cantidad de vitaminas entre ambas.
De todas formas, las frutas y las verduras no son los únicos alimentos aconsejables que se pueden encontrar en la sección de congelados. En estos pasillos, que también contienen ultraprocesados dañinos —como las pizzas o los fritos—, se pueden encontrar pescados y mariscos saludables. Los mejores congelados serán aquellos que tengan como único ingrediente el alimento que se congela.
Uno de los productos congelados más populares del súper es la bolsa de gambas congeladas. Las gambas, también las congeladas, son una buena opción para comer o para cenar. Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), tienen algo más de 90 kilocalorías por cada 100 gramos, un bajo nivel energético. Eso sí, son muy interesantes porque contienen un porcentaje de proteína animal similar a la carne de ternera —en torno al 20%—, pero sin apenas grasas saturadas.
¿Qué es ese hielo?
Cuando nos decidimos a hacerlas para cenar y sacamos la bolsa de gambas del fondo del congelador nos sorprende que, en realidad, lo que hay dentro es una gran masa deforme de hielo. Al ponerla sobre la sartén caliente vamos descubriendo que, a medida que se funde, va emergiendo el producto. El resultado es un plato de pequeñísimos animales retorcidos sobre sí mismos que no ocupan, ni por asomo, lo que ocupaba aquel iceberg del principio.
¿Es realmente necesario vendernos las gambas dentro de ese bloque de hielo? Sí, y el nombre oficial de esa capa es glaseo, tal y como explica Gemma del Caño, experta en seguridad alimentaria, en su blog Cartas desde el imperio. Los pescados y los mariscos se ultracongelan a -18 grados en el momento para que sus beneficios se mantengan. Según del Caño, este proceso hace que el alimento se oxide y deshidrate y, por tanto, que las características y el aspecto del producto empeore.
El agua, que es potable, sirve para crear una barrera entre la superficie de la gamba y el exterior para reducir el daño que el frío provoca. Esta capa de agua debería de suponer entre el 5% y el 6% del peso del producto. Sin embargo, del Caño cuenta que a algún pícaro se le ocurrió empezar a dar más de una capa de hielo y cobrar el mismo precio por una bolsa con menos gambas.
Pagar más por menos
Aunque pueda parecer una estafa manifiesta, el glaseo es perfectamente legal y se puede poner tanto como se quiera. Eso sí, existe un truco al alcance de todos para que no nos den agua por gamba. En las bolsas de estos productos podemos encontrar dos datos en referencia al peso del producto: su peso neto (PN), los gramos totales del producto, y el peso neto escurrido (PNE), lo que pesan esas gambas sin el hielo. Es decir, si al PN le restamos el PNE podemos saber la cantidad de agua que estamos pagando.
El valor que siempre aparecerá en estos envases y, en ocasiones, exclusivamente es el PNE. Es decir, que podemos comprobar el precio del producto por el que pagamos, no nos engañan. Eso sí, los consumidores "compramos con los ojos, así que puede comprar algo que cree que es grande pero puede quedarse pequeñito", explica la experta. Por eso es importante fijarnos en estos indicadores.
Las gambas ultracongeladas son un producto saludable e interesante desde el punto de vista nutricional. Es decir, se trata de un producto muy recomendable para echar en nuestro carro de la compra. El hielo que contiene es agua potable, no supone ningún problema para la salud. De hecho, no hay que descongelarlo con más agua; se debe poner directamente en la sartén a fuego medio. Este glaseo es importante para que las gambas conserven sus propiedades. Eso sí, es importante comprobar el peso neto escurrido para saber si nos están cobrando más por menos producto.