¿A quién no le han sonado las tripas? A todo el mundo alguna vez le ha sucedido en algún momento comprometido que de repente nos rugen las tripas, ¿será por hambre?¿Cuáles son las razones? ¿Qué está sucediendo en nuestro aparato digestivo en ese momento?
En una entrevista con Infosalus, la doctora Elvira Poves, jefa de sección de Digestivo del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares (Madrid), explica que los ruidos intestinales o borborigmos están ocasionados por el movimiento de líquidos y de gases que se producen cuando ocurre una contracción coordinada del estómago y del intestino, lo que se conoce en términos médicos como peristaltismo intestinal.
"Estos ruidos o peristaltismo intestinal son absolutamente fisiológicos. Es algo que existe prácticamente de forma constante, pero no siempre son audibles. De hecho, si pusiéramos un fonendo en el abdomen oiríamos constantemente que existen ruidos intestinales, que son absolutamente normales", afirma la especialista en Digestivo.
De hecho, advierte de que en algunas ocasiones puede considerarse patológico precisamente la falta de esos ruidos, que es lo que clínicamente se conoce como íleo paralítico, que puede ser producido por distintas patologías o, si fueran unos ruidos muy aumentados, no en sonido, sino en cuanto al número de ruidos, a veces corresponde a algunas patologías que tienen un aumento del tránsito intestinal, como podría ocurrir en el caso de unas diarreas agudas o de gastroenteritis.
Además, la experta del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares) afirma que se trata de algo "absolutamente fisiológico", y los ruidos que son percibidos por los individuos son "prácticamente normales" y no tienen transcendencia, ni significado clínico.
¿Es por hambre?
Clásicamente se dice que si nos suenan las tripas es que tenemos hambre, "pero eso no es del todo cierto", según asegura la doctora Poves. "Es decir, cuando nosotros tenemos sensación de hambre, o vemos comida, o pensamos en comida, se produce un reflejo nervioso, así como un aumento de secreciones que nos van a producir algo que todos conocemos, la salivación o el aumento de saliva a nivel de la boca", señala.
Asimismo, indica que, en ocasiones también aumenta la estimulación de la contracción del estómago, es decir, que éste se prepara para realizar una digestión, exactamente igual que lo que sucede con la saliva en la boca.
"Pero este mecanismo de aumento de contracción del intestino y de los potenciales ruidos que el individuo puede oír no ocurre solamente en los momentos de hambre, también ocurre después de realizar una comida, y en el momento de hacer la digestión de dicha comida", precisa la jefa de sección de Digestivo del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares).
En concreto, recuerda que las tripas se mueven de forma continua, es un mecanismo fisiológico, y sostiene que el que rujan es que las oigamos, nada más. "Rugen exactamente igual en momentos de hambre o como ya he comentado, cuando estamos haciendo la digestión", reitera la experta.
¿Se pueden evitar los rugidos de tripas? La doctora Poves indica que sí, a partir de una serie de hábitos básicos como mantener unos estilos de vida saludables, comer despacio, masticar bien, controlar la cantidad de la ingesta, evitar todo lo que sea aumentar la ingesta de aire, es decir, las bebidas que contengan burbujas y de alimentos que nos pueden producir un mayor meteorismo intestinal (legumbres, las judías, las coles, el brócoli, la coliflor o incluso la ingesta de chicles, porque sin darnos cuenta estamos tragando constantemente aire). Además, concluye que también hay algún tipo de alimento que puede favorecer el aumento del peristaltismo intestinal, como pueden ser el consumo de ciertos azúcares.