Con la apertura de las terrazas que permite la fase 1 de la desescalada y la subida de las temperaturas, las reuniones entre semana para tomar algo con los amigos se irán haciendo con los días, si todo va bien, cada vez más frecuentes. En estas quedadas que surgen de repente un lunes o un miércoles, hay que tener un poco de ojo si no se quiere engordar o sobrecargar la dieta de alimentos insanos. Así, para disfrutar de estos encuentros sin excesos, hay algunos trucos:
1- Las patatas fritas, bien lejos
Es probablemente uno de los aperitivos más recurrentes de los bares, pero si se quiere evitar coger peso hay que mantenerse alejado de las patatas fritas. Según un estudio de la Universidad de Harvard engordan más que la bollería o que las galletas. Por su alto aporte calórico, un consumo elevado y frecuente de patatas fritas se relaciona con la obesidad, de la que se deriva el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o diabetes. Así que lo mejor es tenerlas lejos en estos encuentros.
Pero a ver quién es el guapo que se pasa una tarde de cháchara sin llevarse nada a la boca. Hay una alternativa sana y que es fácil de encontrar en casi cualquier local: las aceitunas. Aunque persiste la falsa creencia de que las olivas engordan, se trata de un alimento que si se come con moderación (un puñado de unas 6-10 unidades) y en el contexto de una dieta equilibrada, además de no engordan reportan beneficios al organismo. Se trata de un alimento muy nutritivo cuyas grasas son de alta calidad y recomendables.
Un mito similar envuelve a los frutos secos, aunque distintos estudios científicos han desmentido que engorden. Es cierto que son caloricamente densos, por lo que hay que limitarse a tomar un pequeño puñado, pero sus beneficios para la salud les ha hecho ganarse el título de "superalimento". Así, las nueces, cacahuetes, avellanas, pistachos, almendras o anacardos, siempre crudos o tostados, son una buena opción para tomar como tentempié.
Los pepinillos, las cebolletas, las alcaparras, las guindillas u otros encurtidos son también un aperitivo sano. Aportan muy pocas calorías y son saciantes. Además se trata de alimentos probióticos que mejoran la salud intestinal. También puede ser una opción unos bastoncitos de zanahoria o pepino.
2- Ni alcohol ni refrescos
A la hora de pedir las bebidas, encontrar una opción que sea refrescante, sana y que no engorde es más complicado de lo que parece. Todas las bebidas alcohólicas, como el tinto de verano o la cerveza, por los efectos negativos que causan sobre la salud quedan eliminadas de un plumazo. Hace tiempo que la ciencia desmintió el mito de que el alcohol es beneficioso en cantidades moderadas, por lo que los médicos recomiendan evitar su consumo radicalmente. Además solo aportan calorías vacías al organismo.
Para los que no puedan pasar sin una cerveza, está la opción de las sin alcohol, que tienen menos calorías que las normales. Pero en realidad esta variedad sí que tiene un poco de alcohol, puede tener hasta un 0,9%. Las que no tienen absolutamente nada de alcohol son las 0,0.
A la lista negra se suman los refrescos, sobre todo los azucarados, cuyo consumo se asocia a un mayor riesgo de padecer obesidad, colesterol alto y problemas cardiovasculares. Una lata de refresco de cola contiene cerca de 35 gramos de azúcar, lo que supone un riesgo para la salud. Esta cantidad supera los 25 gramos al día que aconseja la Organización Mundial de la Salud. Los refrescos light no se salvan. Aunque no engordan, se asocian con enfermedades cardio y cerebro vasculares e incluso con la muerte prematura.
También se quedan fuera los zumos de fruta, tanto envasados como naturales, ya que ambos engordan. Los primeros también tienen otros efectos negativos para la salud.
Llegados a este punto, queda una opción que se podría calificar como bebida saludable a la vez que refrescante: el agua con gas. Esta refresco, poco consumido en España, cuenta generalmente con dos ingredientes: agua mineral y gas carbónico añadido. Es hidratante y no aporta calorías.
3-Algo para cenar
Cuando llega el momento de pedir algo más consistente para cenar, hay una regla básica para comer bien y no engordar: elegir alimentos sanos y de calidad nutricional.
Según explicó en otro artículo a EL ESPAÑOL Andrea Calderón, secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), la cena ideal debe llevar una buena cantidad de verduras/hortalizas y una fuente de proteína como pescados, carne magra, huevos o incluso legumbres en poca cantidad. Es clave evitar los fritos, los rebozados y las salsas muy grasa.
Así, se puede elegir, por ejemplo, entre un revuelto de trigueros y gambas, una parrillada de verduras y algo de marisco, una ensalada para acompañar una ración de sepia a la plancha. También es una buena opción un gazpacho, o cualquier otra sopa fría con un huevo picado por encima, o una tosta integral de salmón ahumando y una guarnición de ensalada.
La cena debe ser ligera pero equilibrada y completa, no hay que quedarse con hambre. De esta forma evitamos comer pan compulsivamente para saciarnos. Si se toma pan que sea un trocito y mejor integral.
4-Volver a casa caminando
Si se va a pedir algo de cenar en una terraza, siempre es mejor hacerlo al menos dos horas antes de irnos a la cama y no apurar a pedir en el último momento. Los hidratos de carbono (pizza, pasta o arroz) es mejor no tomarlos en esta última comida, no porque engorden sino porque la actividad física después de la cena es muy reducida.
"Lo que engorda es el pasarse de calorías, tener una dieta insana y ser sedentario, pero si yo tengo una dieta saludable, ingiero las calorías que necesito y hago ejercicio físico a diario no voy a engordar más o menos por cenar pasta o arroz", apuntaba Calderón.
Otro consejo es volver a casa dando un paseo, si es posible, en lugar de coger transporte. De esta forma consumiremos más calorías y mejoraremos la digestión.