Todos los años se repite la misma cantinela. Con la llegada de los meses previos al verano, vuelve a nuestras vidas la operación bikini. Ya saben, la realización de todo tipo de dietas milagro y rutinas de ejercicio físico para enmendar los disparates alimenticios que se han cometido durante meses. El objetivo, el de siempre: perder el máximo peso posible en un tiempo récord. Una misión imposible con la que muchas personas se juegan la salud y que, no nos engañemos, a la larga sale mal.
El último despropósito en prime time relacionado con la operación bikini ha tenido lugar en El Hormiguero, con Pablo Motos y uno de sus colaboradores, El Monaguillo, como protagonistas. Hace una semana, Motos subió a la báscula al colaborador y le propuso un reto: "El Monaguillo está un poco fanegas. Te vamos a pesar, y vamos a ver de hoy hasta el lunes cuánto engordas o adelgazas". La báscula marcaba 91 kilos. "¿Qué tengo que conseguir, Pablo? [...] ¡Te prometo y prometo a España que el próximo lunes, 89 kilos!", respondía el colaborador con la música de La Ramona Pechugona a punto de estallar en el plató.
Cuatro días después, El Monaguillo volvía a subirse a la báscula y celebraba como quien marca el gol de la victoria en el minuto 93 de partido que había conseguido perder casi 3 kilos durante el fin de semana. La báscula marcaba 88,3. "No he hecho ninguna cosa rara, he comido a todas mis horas, ni tomar líquidos de tal, ni tomar cosas que me produzcan cosas", explicaba con proverbial verbigracia. "He comido la dieta que hacía mi madre: pollito a la plancha, verdurita, mucho líquido… Y oye, creía que había perdido mucho menos. ¡Estoy supercontento!".
Los que no están tan contentos son algunos nutricionistas y psicólogos, que asistían cariacontecidos a una nueva banalización del peligro que supone acometer este tipo de retos dietéticos y venderlos por televisión como algo chachi-guay ante millones de personas. Uno de los primeros en alzar la voz contra el asunto fue el dietista-nutricionista y divulgador Daniel Ursúa, mente pensante tras Nutrihabits. "Las dietas altamente restrictivas que producen una importante pérdida de peso tienen un alto riesgo de provocar trastornos de la conducta alimentaria y, por supuesto, muchas papeletas de que no sólo recuperes el peso perdido, sino de que engordes más", escribía en su cuenta de Twitter.
"El principal peligro que tienen estos retos es que el eje sobre el que gira todo es la estética. La salud no aparece por ningún lado ni se le espera", confirma Mamen Bueno, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta. "Si se tuviese en cuenta, se promovería un cambio de hábitos y no se centraría todo en el peso, ya que sabemos que no es la variable más importante en relación a la salud. Es más, muchos trastornos de conducta alimentaria tienen efectos secundarios tan graves o más que la propia obesidad", añade.
Según explica la especialista, la anorexia o la bulimia son trastornos "multicausales". Es decir, pueden desencadenarse por diversos factores. "No sabemos la vulnerabilidad que cada persona puede tener, pero sí sabemos que realizar dietas restrictivas que no están apoyadas en una mejora real de hábitos y ponen el peso en el centro aumenta notablemente el riesgo de padecer un trastorno de la conducta alimentaria", comenta Bueno. "No es sólo el hecho de que el propio Monaguillo pueda acabar sufriendo un trastorno de este tipo, es que el tipo de reto que se promueve es peligroso para todo el que lo siga".
Hacer dieta engorda
Al margen de los riesgos psicológicos, existe también un peligro desde el punto de vista fisiológico. Digámoslo claro: perder tres kilos en un fin de semana no es saludable. La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética elaboró un documento sobre Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos. En el mismo se señala que la pérdida de peso en una dieta hipocalórica sana debe situarse entre 0,5 y 1 kilo a la semana. No más.
"En cualquier caso, lo realmente saludable es que no nos preocupemos por la cantidad de peso que perdemos semanalmente y nos centremos en incorporar hábitos saludables que se mantengan a lo largo del tiempo", explica Ursúa. El especialista sostiene que ésta es "la única estrategia que nos va a asegurar una mejora de la salud a largo plazo y que los cambios en nuestro peso se mantengan en el tiempo". De hecho, cada vez más estudios apuntan que hacer dieta engorda. Sí, como lo leen.
Según una investigación publicada en la revista Nature, las personas que hacen dieta son más propensas a engordar en el futuro. Otros estudios muestran que "entre un tercio y dos tercios de las personas que hacen dieta recuperan más peso del que perdieron en sus dietas" con el paso del tiempo. Así, muchos investigadores no dudan en señalar a través de artículos en importantes revistas científicas que la solución para acabar con la epidemia de obesidad que se viven en países como Estados Unidos no pasa por una estrategia centrada en el peso.
Ursúa advierte además que las dietas en las que se produce una pérdida de peso tan drástica, suelen traer aparejado lo que se conoce como efecto rebote o efecto yo-yo. Es decir, se produce un déficit nutricional muy acusado, y tras él, una ganancia rápida de peso que nos devuelve a la casilla de salida e incluso hace que engordemos más. "Si tú tiras de una goma con mucha fuerza, es probable que no la puedas sostener durante mucho tiempo. Al soltarla, su reacción va a ser muy violenta a la hora de volver a su longitud inicial", ejemplifica Ursúa. "En cambio, si la vas estirando cada vez un poco más, muy probablemente conseguirás que ceda y, al soltarla, no cambiará mucho su extensión".
Gordofobia
Los especialistas también lamentan que la televisión vuelva a servir para hacer apología de la gordofobia, tal y como ocurrió en 2017 con el encontronazo en el programa Chester in Love, de Cuatro, entre Mercedes Milá y José Miguel Mulet, profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia y divulgador. "Se presenta la talla como algo de lo que avergonzarse. Se premia y se valora la pérdida de peso en términos meramente estéticos y se considera un triunfador al que la consigue dando a entender que antes era un perdedor", lamenta la psicóloga Mamen Bueno.
"Quiero perder peso para ser aceptado, para que se me valore o para que se deje de menospreciarme ('El monaguillo se ha puesto fanegas durante el confinamiento'), pero no se da un cambio real puesto que esa motivación no es intrínseca. De hecho, esa pérdida se cuantifica directamente en kilos a perder. Ahí está el éxito, todo lo demás es fracaso", añade.
Ursúa coincide con la opinión de la psicoterapeuta. De hecho, va un pasito más allá al asegurar que no se debe permitir que el peso de una persona sea objeto de mofa, espectáculo o sirva para poner en duda su valía profesional, por muy humorista que sea. "Un programa como El Hormiguero, que cuenta entre su audiencia con muchos adolescentes no puede permitirse perpetuar estereotipos como estos. ¿Cuántos niños serán retados a conseguir perder tanto peso como El Monaguillo? ¿Cuántos serán humillados por no conseguirlo? ¿Sabemos a qué precio lo conseguirán quienes lo hagan?".