No todas las grasas son malas para el organismo. Hay grasas buenas, llamadas grasas insaturadas, que se encuentran en el aceite de oliva o en los frutos secos y que, además de no engordar, reportan beneficios para la salud. Pero hay otras grasas que sí que hay que eliminar de la dieta: las grasas trans, presentes sobre todo en bollería industrial, alimentos procesados, fritos y en la comida rápida. Un nuevo análisis científico difundido este jueves relaciona un consumo elevado de estas grasas malas con un mayor riesgo de padecer cáncer de ovario.
Los resultados, publicados en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, ha sido desarrollados por científicos del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC). Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado los datos del estudio prospectivo europeo sobre cáncer y nutrición (EPIC), que incluye 1.486 casos de cáncer de ovario, para ver la relación entre la ingesta de ácidos grasos de diversos alimentos y el riesgo de desarrollar cáncer de ovario.
Hay que señalar que el estudio EPIC es uno de los mayores trabajos a nivel europeo centrados en nutrición, estilo de vida y cáncer. Contó con 521.330 participantes reclutados entre 1992 y 2000 en 10 países europeos.
"Aunque algunos estudios a pequeña escala ya habían sugerido un posible vínculo entre el consumo de ácidos grasos trans y el riesgo de cáncer de ovario, la evidencia aún no era concluyente. Este es el primer estudio prospectivo a nivel europeo que muestra una relación entre la ingesta de ácidos grasos trans industriales y el desarrollo de cáncer de ovario ", explica Inge Huybrechts, científico del IARC y uno de los autores del estudio.
Hasta el momento, la evidencia científica ya había relacionado el consumo de grasas trans con un aumento del colesterol malo, y disminución del bueno, un incremento del riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, riesgo de padecer obesidad y algunos tipos de cáncer.
Huybrechts añade que el consumo de grasas trans anteriormente ya se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de mama. "Además, se han reportado asociaciones positivas entre la ingesta de ácidos grasos trans y el cáncer de próstata, así como con el cáncer colorrectal en la literatura científica", explica.
Obesidad e inflamación
Según apunta el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer en una nota de prensa, hasta la fecha los datos experimentales sobre los efectos de las grasas trans en el desarrollo del cáncer son limitados. Sin embargo, los datos de estudios experimentales y epidemiológicos han sugerido que las grasas trans favorecen la obesidad, el estrés oxidativo y la inflamación.
"Los ácidos grasos trans industriales se asocian con la obesidad y la inflamación, que son conocidos factores de riesgo para el cáncer de ovario y que podrían explicar, al menos en parte, la asociación positiva entre estos ácidos grasos y el cáncer de ovario", explica Véronique Chajès, científica del IARC y autora del estudio.
El cáncer de ovario, que registró 295.414 casos nuevos y 184.799 muertes en 2018 en todo el mundo, es el octavo tipo de cáncer más común y la octava causa más común de muerte por cáncer en las mujeres. Ante el aumento de la incidencia de esta enfermedad en todo el mundo, "se necesitan urgentemente estrategias de prevención; sin embargo, se han identificado pocos factores prevenibles", señalan los científicos.
"Estos nuevos hallazgos están en línea con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de eliminar los ácidos grasos trans industriales de los alimentos", dice Marc Gunter, jefe de la sección de Nutrición y Metabolismo del IARC.
"Este estudio proporciona nueva evidencia de que la reducción en el consumo de alimentos procesados industrialmente, incluida la comida rápida, podría ayudar a reducir el riesgo de cáncer de ovario y muchas otras enfermedades crónicas, incluidos otros tipos de cáncer, que están relacionadas con un mayor consumo de grasas trans", zanja el científico.