En España, se producen al año alrededor de 50.000 infartos (infarto agudo de miocardio). Y es que las enfermedades del corazón son -y siguen siendo- la primera causa de muerte en nuestro país: el 30% de los fallecimientos anuales se deben a patologías cardiovasculares. Mucha culpa de esta realidad, la tienen tres viejos conocidos: el tabaco, la mala alimentación y el sedentarismo.
Según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC) "los dos primeros malos hábitos -el tabaco y la mala alimentación- son responsables respectivamente, de unas 15.000 y 44.000 muertes cardiovasculares al año en España". Por otro lado, "el sedentarismo es el responsable de más de 52.000 muertes al año en España, asociándose al 10% de la mortalidad prematura, especialmente la mortalidad cardiovascular”" Por ello, es fundamental concienciarse de lo importante que es abandonar o no empezar el hábito de fumar, llevar una alimentación sana y hacer ejercicio físico de forma regular.
"Es importante educar en hábitos saludables desde pequeños", afirma a EL ESPAÑOL Marisa Calle, miembro del Consejo de Expertos de la Fundación Española del Corazón (FEC) en el área de Nutrición. Se ha visto que "los niños que tienen más peso, que consumen muchos snack y que toman alimentos con alto contenido en grasas, sal y azúcares, van a tener más riesgo de padecer diabetes e hipertensión, de adultos. Y esto además, se asocia con mucha frecuencia al sedentarismo".
Por todo esto, es importante: no fumar, evitar ambientes cargados de humo, realizar ejercicio físico y, por supuesto, mantener una alimentación sana.
Lo que no debemos comer
"La mala alimentación ha demostrado ser uno de los claros factores de riesgo que aumenta la probabilidad de tener una patología cardiovascular", afirma Calle. Mientras que por el contrario, el llevar una dieta sana se ha visto como un protector del corazón. Esa dieta sana se basa fundamentalmente en los pilares de la dieta mediterránea, con un alto consumo de frutas/verduras/hortalizas (tomar cinco raciones al día y elegirlas siempre de temporada. "Cuanto más verdura comamos, menos colesterol absorbemos de otros alimentos", afirma la experta.
Además de las frutas y las verduras, también es importante un consumo regular de legumbres entre 2-5 veces por semana; pescados grasos fundamentalmente (ricos en omega 3); cereales integrales, frutos secos como las nueces o las almendras, y como grasas añadidas, el aceite de oliva virgen o aceite de oliva virgen extra. Por otro lado, lo menos adecuado para nuestro corazón serían fundamentalmente cinco alimentos.
En primer lugar, los productos ultraprocesados son alimentos que ya vienen hechos: burritos, pizza industriales, patatas fritas, bollería, que contienen gran cantidad de azúcar. "Estos alimentos muy procesados contienen gran cantidad de azucares y de grasas saturadas y nos impiden además comer lo que debemos comer. No se trata de prohibirlos pero sí consumirlos lo menos posible, que sea un consumo muy excepcional", afirma Calle.
En segundo lugar, estarían las carnes procesadas y los embutidos, así como los derivados cárnicos, (salchichas o lomos ahumados) serían productos poco adecuados para nuestra salud cardiovascular que igualmente deberíamos consumir de forma excepcional.
En tercer lugar, estarían las carnes rojas propiamente dichas. Que además contienen una sustancia llamada carnitina (compuesto químico que abunda en las carnes rojas) que aumenta la absorción del colesterol. "Mejor tomar siempre carnes blancas. No es que las carnes rojas no se puedan comer, pero como máximo que sea una vez a la semana", señala. Como vimos en este artículo la carne blanca o magra es mucho más saludable y están además incluidas dentro del patrón de dieta mediterránea. Según las recomendaciones nutricionales, lo indicado sería unas 2-3 veces por semana.
En cuarto lugar están las bebidas azucaradas, que tienen dos problemas claros: la cantidad tan elevada de azúcar que tienen y su contenido en aguas carbonatadas. "No son aconsejables en absoluto, y tampoco deben ser sustituidas por productos light, ya que estos tienen edulcorantes que puede producir trastornos gastrointestinales o tener una apetencia por lo dulce que nos obliga a tomar más cantidad del producto”, señala Calle.
Y en quinto lugar, los fritos y rebozados que son dos de las formas más perjudiciales para cocinar. Lo más recomendable sería usar técnicas de cocinado sencillas como al horno, estofado, hervidos, a la plancha… Además, dentro de la manera tradicional de cocinar en España es muy frecuente el uso del sofrito (sofrito de cebolla, ajo, pimiento y tomate). Pues bien, "se ha visto que el uso de sofritos disminuye el riesgo cardiovascular", comenta la experta.
Y por último, es clave no añadir más azúcar ni sal de la cuenta a los platos. "La sal es el principal factor relacionado con la hipertensión, y la hipertensión arterial es hoy por hoy, el principal factor de riesgo para el corazón", concluye.