Un estudio de casi 1.200 adultos del Reino Unido presentado en la Conferencia Europea e Internacional sobre Obesidad (ECOICO 2020) de este año, sugiere que existe una relación entre comer una mayor proporción de la ingesta energética diaria durante la noche, y tener una mayor ingesta energética total y una menor calidad de la dieta.



En las últimas décadas ha habido un interés creciente en cómo el momento del consumo de alimentos puede influir en el metabolismo y otros procesos fisiológicos. Las sensaciones de hambre siguen un fuerte patrón rítmico diario y suelen ser más intensas al final del día. Este fenómeno podría influir tanto en el tipo como en la cantidad de alimentos que ingerimos.



La investigación fue realizada por Judith Baird, del Centro de Innovación en Nutrición para la Alimentación y la Salud (NICHE) de la Universidad de Ulster, en Irlanda del Norte, y sus colegas. Su objetivo era investigar la asociación de la ingesta energética (IE) durante la noche con la IE total y la calidad de la dieta.



El equipo seleccionó un grupo de 1.177 adultos de 19 a 64 años de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición del Reino Unido, utilizando datos que cubren los años 2012-2017. La encuesta, que comenzó en 2008, recopila información detallada sobre el consumo de alimentos, la ingesta de nutrientes y el estado nutricional de la población general del Reino Unido durante 18 meses o más mediante un sondeo de una muestra representativa de alrededor de 1.000 participantes cada año.

El estudio

Los sujetos se agruparon en cuartiles (4 grupos iguales del 25%) en función de la proporción de su IE diario consumido después de las 6 de la tarde, desde el más bajo con menos del 31,4%, hasta el más alto cuyo consumo nocturno representó más del 48,6% de su IE.



La calidad de la dieta se evaluó mediante la puntuación de los diarios de alimentos mantenidos por los participantes utilizando el Índice de alimentos ricos en nutrientes, que clasifica y clasifica los alimentos de acuerdo con la proporción de nutrientes importantes que contienen en relación con su contenido energético.



En todo el grupo de muestra, comer durante la noche proporcionó un promedio de casi el 40% (39,8%) de la IE diaria. Los autores encontraron una variación significativa en la IE total a través de los diferentes cuartiles, con los individuos en el cuartil más bajo de la IE nocturna consumiendo menos calorías en total durante el día que los de los otros tres cuartiles.

Una dieta de menor calidad

La calidad de la dieta también difirió entre los cuartiles y los participantes que consumieron la mayor proporción de su IE por la noche tuvieron una puntuación significativamente peor en el Índice de alimentos ricos en nutrientes que los del resto de los grupos de muestra.



"Nuestros resultados sugieren que consumir una menor proporción de EI por la noche puede estar asociado con una menor ingesta diaria de energía, mientras que consumir una mayor proporción de la ingesta energética por la noche puede estar asociado con una menor puntuación de calidad de la dieta", explican los autores.



"El momento de la ingesta energética puede ser un comportamiento modificable importante a considerar en futuras intervenciones nutricionales. Ahora es necesario un análisis más detallado para examinar si la distribución de la ingesta energética y / o los tipos de alimentos consumidos por la noche están asociados con medidas de composición corporal y salud cardiometabólica".

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