El cáncer es una de las enfermedades más devastadoras que existen en España y en el resto de países del mundo. Pese a que se conocen múltiples orígenes, se sabe que algunos de ellos incluyen la alteración circadiana, una desalineación de las señales ambientales (exposición a la luz, ingesta de alimentos, movimiento físico) con los ritmos circadianos propios de cada ser humano.
También es conocido que realizar actividad física de forma regular, a su vez, puede reducir el riesgo de cáncer en general. Sin embargo, hasta el momento no se había analizado cuál sería la mejor hora para llevar a cabo dicha actividad física. Y es que, igual que ocurre con el consumo de alimentos y la conocida crononutrición, el momento del día en el cual se realiza ejercicio físico también sería importante en la vida en general y en la prevención del cáncer en particular.
Así lo sugeriría el reciente estudio llevado a cabo por el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, un centro apoyado por la Fundación 'La Caixa' y el Departamento de Epidemiología de la Universidad Médica de Viena. El trabajo, publicado en la revista International Journal of Cancer, sugeriría que sí hay un momento mejor que otro para realizar ejercicio de cara a prevenir el cáncer: por la mañana.
La mayoría de los estudios disponibles sobre la relación entre las alteraciones del ritmo circadiano y el riesgo de cáncer se han centrado en la noche: exponerse a la luz por la noche y comer tarde sí podrían colaborar en aumentar el riesgo de cáncer, entre otras enfermedades. Sin embargo, no se tenía claro qué papel jugaría la actividad física dentro de esta relación entre ritmo circadiano y cáncer. Por otra parte, los beneficios de desayunar o beber agua no están ligados a la "primera hora del día" como se suele sostener, ya que son igual de efectivos más adelante en la jornada.
Para abordar esta duda, los investigadores examinaron el efecto que tendría la realización de actividad física sobre el riesgo de cáncer de mama y cáncer de próstata en un en estudio con 2.795 participantes en España. La hipótesis era que realizar actividad física por las mañanas reduciría el riesgo de cáncer en comparación a realizar ejercicio a otras horas del día.
Y tendría sentido plantearlo así, dado que en otros trabajos se habría detectado que realizar actividad física por la tarde y noche retrasaría la producción de melatonina, una hormona que se sabe que puede ayudar a inactivar el crecimiento de células cancerígenas.
Según sus hallazgos, realizar ejercicio por la mañana, sobre todo entre las 8 y las 10 de la mañana, reduciría tanto el riesgo de cáncer de mama como de próstata. Además, en hombres, dicha reducción de riesgo también se daría en la actividad nocturna (7-11 de la tarde-noche).
También llamó la atención el hecho de que los efectos preventivos variaban según los cronotipos y las preferencias por dormir o estar activo según la hora del día: aquellos individuos que solían ser más activos por la noche serían los más beneficiados al realizar ejercicio de 8 a 10 de la mañana.
Por el momento, y aunque el estudio tuvo en cuenta un número de participantes importante, tan solo se podría afirmar que el momento del día para realizar actividad física debería tenerse en cuenta como factor protector para el cáncer; sin embargo, como siempre, los resultados del mismo deben confirmarse con sucesivas investigaciones al respecto.
Si finalmente se confirmasen los hallazgos, también podría darse un salto cualitativo en las actuales recomendaciones sobre realización de actividad física. Por el momento lo que sí se sabe es que llevar a cabo al menos 150 minutos de actividad física moderada cada semana sería un punto de parta para reducir el riesgo de cáncer para todo el mundo.