En España, la acidez estomacal o dispepsia, como se le conoce en el ámbito médico, es un problema realmente común, de la misma forma que sucede en otros muchos páises occidentales. Habitualmente suele expresarse con síntomas como ardor, eructos, sensación de que sube gas o líquido desde el estómago, e incluso sensación de llenado gástrico con muy poca comida, tras prácticamente cada vez que se consume algún alimento.
Cuando estos síntomas se vuelven moderados o graves, se habla de reflujo gastroesofágico o ERGE, o simplemente reflujo ácido, un estado patológico en el cual se filtra ácido gástrico desde el estómago al esófago. En este caso, ya se habla de enfermedad y su mejoría suele requerir el uso de fármacos.
Aún así, como bien comentan los expertos de la Universidad de Harvard, existen algunos pasos o consejos para aliviar esta sintomatología e incluso prevenir que pueda empeorar, sin necesidad de acabar consumiendo medicamentos a corto o medio plazo.
Cómo aliviar la acidez
Aunque vivimos en una sociedad excesivamente medicalizada, donde casi todo el mundo busca mejorar casi de inmediato de sus dolencias con la toma de uno u otro fármaco, la realidad es que la gran mayoría de los males occidentales actuales mejoraría e incluso desaparecería sin necesidad de medicación alguna.
Para estados patológicos graves sí se requiere medicación, pero no es necesario tomar fármacos para todo. El ámbito de la acidez estomacal tampoco es diferente: aprender a comer, tener tiempo, saber sobre higiene postural y realizar ejercicio físico puede ser suficiente.
Aprender a comer
Inicialmente, Harvard y prácticamente cualquier profesional sanitario recomendaría aprender a comer: consumir comidas más pequeñas y con menos frecuencia, con el objetivo de evitar que el estómago se llene en exceso y ejerza demasiada presión sobre la válvula que separa el estómago y el esófago, el esfínter esofágico inferior o EEI.
Así mismo, también es aconsejable intentar reservar un tiempo para comer de forma relajada y lenta: comer deprisa llena el estómago antes, dando lugar a un exceso de presión. También es crucial fijarse en los alimentos que se consumen: encontrar qué alimentos desencadenan o empeoran los síntomas de la acidez puede ser muy beneficioso; y deben evitarse.
Se sabe que existen algunos alimentos comúnmente irritantes, como los alimentos picantes por ejemplo, pero no a todo el mundo le afectan los alimentos de la misma forma. A algunos individuos les produce acidez el consumo de alimentos grasos, pero otros los toleran realmente bien. Si se identifican, deben apuntarse y evitarse.
Posteriormente, cuando ya se ha consumido alimento, no es aconsejable echarse en el sofá o a dormir la siesta, al menos no inmediatamente. Como recuerda Harvard, es más beneficioso permanecer erguido tras las comidas, dado que la posición en decúbito o acostado aumenta la presión gástrica sobre el esófago. Hay que dar tiempo al proceso de digestión.
Y, sobre todo, es totalmente contraproducente comer demasiado tarde por la noche: hay que dejar al menos 2 o 3 horas de tiempo entre la cena o última comida del día y el momento de acostarse a dormir, dado que dejar poco tiempo entre ambos eventos puede empeorar el reflujo y la acidez.
Ejercicio e higiene postural
En cuanto al ejercicio se refiere, no es buena idea hacer ejercicio físico justo después de realizar una comida: el estómago necesita su tiempo para procesar y digerir el alimento, y vaciarse posteriormente, por lo que el ejercicio alteraría dicho proceso aumentando el riesgo de acidez estomacal y sus síntomas añadidos.
En el mismo ámbito, no es recomendable el uso de bebidas carbonatadas, ni en el ambito deportivo ni tampoco en forma de refrescos colmados de azúcar: el gas causa eructos, que a su vez da lugar a un aumento del reflujo de ácido gástrico.
Respecto al peso corporal, a mayores niveles de sobrepeso u obesidad, más fácil es producir un exceso de presión estomagal y sobre el esfínter esofágico. Perder peso reducirá los niveles de acidez estomacal.
Por otro lado, la higiene postural cobra una importancia especial en determinadas enfermedades, como es el reflujo gastroesofágico. En este ámbito, la forma de dormir es esencial, y se aconseja inclinar la cama para tener el torso leve o moderadamene inclinado respecto al cuerpo: levantar el torso con una cuña en la cama, o un cojín, reduce la presión en el esfínter esofágico y aliviaría la acidez nocturna. De hecho, existen cuñas médicas especiales para tal fin, siendo más aconsejables que usar cojines para levantar la cabeza o el cuello sin más.
Otros trucos
Para finalizar, Harvard también menciona algunos pequeños trucos que pueden facilitar la vida si se sufre acidez estomacal esporádica o continua. Por un lado, aconseja masticar chicle sin azúcar tras las comidas. El objetivo sería promover la salivación, que neutralizaría el exceso de ácido, calmaría el esófago y evitaría los problemas añadidos. Sin embargo, se desaconseja que sea chicle son sabor a menta, dado que dichos sabores aumentan la acidez.
Por otro lado, es importante fijarse en los medicamentos que se consumen a corto y largo plazo, dado que algunos de ellos pueden producir o empeorar el reflujo ácido. Algunos antidepresivos y antibióticos pueden empeorar los síntomas. En este caso, cuando no se sabe por qué se sufre reflujo, sería aconsejable consultar a su médico sobre los medicamentos en cuestión.
Si tras aplicar todos estos consejos se sigue sufriendo reflujo, el próximo paso sería acudir al médico y valorar el inicio de fármacos, según el caso.