En España conocemos muy bien las bondades de la dieta mediterránea, la joya de la corona de nuestra gastronomía. Sabemos que es una de las tres mejores dietas del mundo -para muchos, la mejor- que protege nuestra salud y muy especialmente, nuestra salud cardiovascular.
Sin embargo, a veces no sabemos muy bien qué alimentos forman o no parte de esta dieta: cuáles son aquellos que deberíamos tomar de forma regular -incluso a diario- y cuáles por contra, es mejor evitar o dejar sólo para consumo ocasional. Podemos estar equivocados y pensar que este alimento es bueno para nosotros cuando realmente no es así. Veamos.
De sobra es sabido que la dieta mediterránea tiene un efecto protector en la salud cardiovascular, pero también en otras enfermedades como el cáncer, en concreto el cáncer de mama. Y esta es la principal conclusión de uno de los estudios más importantes del mundo sobre dieta mediterránea, el afamado estudio Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea). De forma más concreta, el estudio sostiene que la dieta mediterránea, con aceite de oliva y frutos secos, reduce un 30% el riesgo cardiovascular. Con lo que podemos decir que la dieta mediterránea es una dieta cardiosaludable que protege nuestro corazón.
Uno de sus principales investigadores, Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Salud Pública y Medicina explicaba recientemente a EL ESPAÑOL cuáles eran los tres productos claves de este dieta, los alimentos estrellas que deberían estar sí o sí siempre presentes.
En primer lugar, el aceite de oliva para la mayoría de usos culinarios, una grasa saludable con múltiples beneficios para la salud; en segundo lugar el consumo de tres piezas de frutas diarias, y por último, el consumo de dos raciones de verduras al día. Con estos tres consejos -sostenía el experto- se aseguran en bastante medida las defensas del organismo.
Es fundamental para mantener una buena alimentación llegar a las recomendaciones diarias de 5 raciones de fruta y verduras/hortalizas. Y es clave además que éstas sean de proximidad y de temporada: tendrán mayor sabor y una mayor cantidad de nutrientes y minerales. Por ejemplo, el otoño es época de uvas, peras, granadas, caquis, calabaza, berenjenas, calabacín, etc.
10 alimentos claves
Existen además otros alimentos fundamentales que componen la dieta mediterránea. Unos deberíamos consumirlos a diario, otros de forma semanal y regular. Así y según añadía y explicaba -con motivo del Día Mundial de la Alimentación- Mireia Elías, nutricionista de Instituto Centta, estos otros alimentos que forman parta de esta dieta son: cereales integrales, legumbres, semillas, frutos secos, pescados blancos y azules, huevos y carnes magras.
Las recomendaciones de consumo de cada alimento o grupos de alimentos indican tomar 3-4 raciones de legumbres a la semana, 3-4 huevos por semana, priorizar el consumo de cereales integrales, así como el de los pescados frente a las carnes magras o de aves, recordemos que las carnes rojas deberían ser únicamente para consumo ocasional o excepcional). Hay que destacar también la importancia de los pescados azules cuyo consumo, por su alto contenido en omega 3, debería ser de al menos una o mejor dos veces por semana.
Por último, podemos usar -si queremos- semillas a diario así como consumir frutos secos (crudos, tostados y sin sal) diariamente por su alta calidad nutricional. Por ello es muy recomendable tomar un "puñadito" de frutos secos que además de ser saludables son muy saciantes.
De modo que podemos resumir los alimentos fundamentales de la dieta mediterránea en 10. Aceite de oliva, frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, semillas, frutos secos, pescados, huevos y carnes magras.
Alimentos a "eliminar"
Por otro lado es importante eliminar, evitar o disminuir de la dieta algunos alimentos que tal vez pensemos que puedan ser dieta mediterránea pero que sin embargo no lo son, tal y como expone el catedrático Martínez-González y explica en su último libro ¿Qué comes? Ciencia y conciencia para resistir (Planeta).
Estos alimentos que quizá creíamos buenos y que formaban parte de esta dieta son en primer lugar, las carnes rojas. De hecho, tal y como explica en dicha publicación en la dieta tradicional de los países mediterráneos se encontraba un bajo consumo de carnes y en general de productos cárnicos. Y en segundo lugar, los lácteos grasos como pueden ser la mantequilla, la nata o los helados, por su gran contenido en grasas saturadas.
Y por último, y como sabemos, para llevar una dieta sana es importante reducir el consumo de azúcares, bollería industrial, ultraprocesados y bebidas azucaradas. Como insisten los nutricionistas y como sostenía también Martínez-González en este artículo no existen -salvo indicación médica- alimentos prohibidos, sino alimentos cuyo consumo debería ser más reducido y tomarlos solo de forma ocasional.