Aunque para muchos suena sólo a un veneno utilizado en las novelas de misterio en busca del crimen perfecto, la realidad es que el arsénico es una sustancia que contienen la mayoría de los alimentos; algunos de ellos, como el arroz, destacan por presentarlo en mayor cantidad, pero muchas comidas y bebidas comparten ese dudoso honor.
En niveles elevados, esta sustancia puede ser dañina e incluso letal, y por eso se controlan escrupulosamente sus niveles en los distintos alimentos. A pesar de ello, el uso de pesticidas en el pasado o la erosión de las rocas hacen que algunas bebidas como el vino contengan niveles excesivos de este elemento.
Cualquier vino contiene esta sustancia, aunque la mayoría poseen unos niveles bajos e inofensivos; sin embargo, algunos pueden el umbral que se considera seguro actualmente: 10 partes por mil millones (ppb).
Un estudio que analizó en EEUU 65 vinos tintos de cuatro estados diferentes detectó que todos ellos superaban estos limites, con un promedio de 23 ppb de arsénico, más del doble de la cantidad segura estipulada.
Los más peligrosos
Por otro lado, otro estudio llevado a cabo sólo con vinos de California detectó 28 tipos de vino con un nivel de 25.6 ppb de arsénico de promedio, mientras que 73 vinos de tiendas de comestibles seleccionados al azar contenían 7.4 ppb. Pero, para rizar el rizo, ese mismo estudio detectó algo más: los vinos más baratos solían tener niveles más elevados de arsénico.
En general, como recuerda el estudio anteriormente mencionado, cada tipo de vino conllevaría un riesgo determinado de contener más arsénico: los vinos rosados son los que contienen niveles más elevados, seguidos por los vinos blancos y los vinos tintos. De media, en ese estudio en particular, los vinos tintos fueron los únicos que cumplían los estándares y contenían menos de 10 ppb de arsénico.
Pero los niveles de arsénico también varían según la ubicación: los vinos blancos en España serían los que contienen más arsénico, mientras que en Italia sería el vino tinto el que más arsénico contiene. Estos resultados indicarían que no importa solo el tipo de vino, sino también su lugar de origen.
Cómo elegir el vino más seguro
A pesar de todos estos resultados, en el día a día es muy poco probable que el vino por sí solo cause algún tipo de intoxicación por arsénico. Esto solo podría producirse en caso de consumir, como mínimo, una o dos copas de un vino determinado con un elevado nivel de arsénico, de forma diaria, durante un periodo de tiempo prolongado. La dosis y tiempo de exposición importan.
Aún así, existen algunas pautas a tener en cuenta para elegir el vino más seguro: su precio (los vinos más baratos suelen ser los que contienen más arsénico), y su origen (en España sería más seguro consumir vino tinto en lugar de blanco, según los estudios).
Por su parte, aunque algunos defiendan el vino orgánico como opción segura, no sería el caso, ya que cabe recordar que el arsénico se encuentra de forma natural en el suelo debido a la erosión de las rocas y la filtración del agua: un viñedo orgánico también puede contener trazas de pesticidas antiguos debido a dicha filtración, afectando igualmente al vino de hoy en día.
Finalmente, el vino no es el único alimento que contiene arsénico, y además dicha bebida es (o al menos debería serlo) de consumo ocasional. Existen otros alimentos que sí se consumen de forma más habitual, cuyo contenido en arsénico se tendría que tener más en cuenta, como la leche, el caldo de pollo y ternera, el arroz o los mariscos.
De ahí la importancia de llevar una alimentación variada, con el objetivo de no llegar nunca a dosis tóxicas de cualquier posible sustancia nociva cuando se consumen alimentos saludables, pero de forma excesiva.