Formado como ingeniero agroalimentario, el francés Christophe Brusset ocupó durante décadas puestos directivos en la industria alimentaria: jefe de compras, de producto e incluso bróker, una función que solemos asociar más a los sectores financieros que al de la comida. Pero la realidad, según describe él mismo tras su caída del caballo y su conversión en activista de la nutrición saludable y sostenible, es que se trata de lo mismo: grandes empresas a la caza del beneficio, sacrificando por el camino si hace falta la calidad, la ética y la salud de sus clientes.
Y es que fueron precisamente los caballos, involuntarios protagonistas del horsegate, el escándalo de adulteración con carne de equinos de productos que presuntamente eran ternera, los que animaron a Brusset, según cuenta, para pasarse al otro lado y denunciar los excesos de la industria de los que él mismo formó parte. Lo hizo con su primer libro, ¡Cómo puedes comer eso!, al que da continuidad ahora con Y ahora ¿qué comemos? [Península Atalaya].
En sus páginas encontraremos anécdotas sobre cómo logró "colocar" parte de unas 1.500 toneladas de concentrado de tomate chino "agrio", "marrón" y "con olor a neumático" gracias a su savoir-faire que, para alivio de su empleador, miles de personas se comieron en Europa. Huelga decir que Brusset es una figura controvertida: por muy avergonzado que se declare de sus pasados desmanes, nunca ha denunciado con nombres y apellidos a los presuntos responsables de los delitos contra la salud pública que presenció, ni siquiera ahora que se ha desvinculado de la industria.