Cada vez son más los estudios que apoyan las dietas basadas en plantas, en decrimento de las dietas ricas en proteína animal.
De hecho, se sabe que estas últimas no solo son menos saludables, sino que aumentan el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardio y cerebrovasculares y cáncer; y también son más dañinas para el medioambiente.
Ahora, un nuevo estudio sugeriría que las dietas basadas en plantas no solo son una mejor opción para perder peso al evitar el consumo de grasas saturadas ligadas a los alimentos de origen animal, sino que habría algo más: aumentarían el metabolismo, haciendo más fácil la quema de grasas.
Esa sería la conclusión de un nuevo trabajo publicado en la revista JAMA Network Open, a cargo de los investigadores del Physicians Committee for Responsible Medicine.
En este caso, el estudio analizó a 244 participantes de entre 25 y 75 años con sobrepeso y obesidad a lo largo de 16 semanas. Se distribuyeron al azar en un grupo de intervención o un grupo control.
El primer grupo llevó a cabo una dieta baja en grasas, basada en plantas (frutas, verduras, cereales integrales y legumbres) y sin límite de calorías.
El grupo control, por su parte, no hizo cambios en su dieta habitual. Además, ambos grupos mantuvieron sus rutinas de ejercicio o medicación independientemente del estudio.
Los investigadores, por su parte, usaron técnicas de calorimetría indirecta para medir cuántas calorías quemaban aproximadamente los participantes tras una comida estándar, tanto al principio como al final del estudio.
Según los resultados del estudio, el grupo que llevó a cabo una dieta basada en plantas aumentó la quema calórica hasta un 19% tras las comidas tras las 16 semanas del estudio; sin embargo, la quema calórica en el grupo control no cambió significativamente.
Podría parecer un porcentaje escaso, pero como bien recuerda Hana Kahleova, directora de investigación clínica de una entidad denominada Comité de médicos para la medicina responsable -autora del estudio-, quemar más calorías tras las comidas durante años o incluso décadas puede marcar una gran diferencia.
En este caso, tras el paso de 16 semanas (alrededor de 3 meses), los participantes del grupo de la dieta basada en plantas llegaron a perder hasta 6.4 kg de media, en comparación a pérdidas poco significativas en el caso del grupo control. Además, gran parte de esa pérdida de peso dependía de la masa grasa total y la grasa visceral de los participantes, lo cual también es una buena noticia.
Por otro lado, se rastrearon los niveles de lípidos intramiocelulares y lípidos hepatocelulares (las grasas acumuladas en las células musculares y células del hígado, respectivamente) mediante espectroscopia de resonancia magnética, gracias a la colaboración de los investigadores de la Universidad de Yale. De nuevo, hubo diferencias significativas, identificando una reducción de un 34% de grasa en el hígado, y un 10% de grasa muscular, respectivamente, en el grupo de la dieta basada en plantas.
Todo ello, a su vez, reduciría la resistencia a la insulina y el riesgo de sufrir diabetes tipo 2, según los investigadores. De hecho, también se analizaron los niveles de insulina sanguínea, identificando una reducción clara en el grupo de la dieta basada en plantas (21.6 pmol/L): había menos resistencia a la insulina, y más sensibilidad a esta. Una vez más, el grupo control no obtuvo cambios significativos tras los 3 meses de estudio.
Finalmente, los niveles de colesterol total y colesterol LDL o "colesterol malo" también se vieron reducidos, en 19.3 mg/dL y 15.5 mg/dL, respectivamente, en el grupo de la dieta basada en plantas.
Por tanto, esta dieta no solo ayudaría a perder peso, sino que mejoraría todos los parámetros de salud cardiometabólica en general, motivo por el cual los investigadores aconsejarían no solo seguirla durante unos meses, sino de por vida.