A veces pensamos, con cierta lógica, que por llevar una dieta sana o tomar únicamente productos saludables vamos a perder peso, o bien a no ganarlo nunca. Pero esto no es del todo cierto. Existen muchos más matices a tener en cuenta. No obstante, la percepción que tenemos en España de nuestra propia alimentación, según una reciente encuesta, es bastante buena: casi el 75% de la población considera que lleva una alimentación saludable.
El motivo o los motivos de esta buena percepción, según los encuestados de este trabajo de Aegon, es porque dicen que "comen a diario frutas y verduras" y "basan su alimentación en productos frescos y poco procesados". Realmente son dos razones muy buenas para considerar una dieta y una alimentación como saludable. Como sabemos, es importante que al menos entre el 80% y el 90% de nuestra alimentación sea sana y basada en alimentos de alto valor nutricional y que el resto, ese 10-20%, pueda contener alimentos de menos calidad o más superfluos.
Lo importante es, por tanto, la regularidad en nuestra dieta y no tanto la ocasión o la excepción. Sin embargo, aunque comamos sano, existen ciertos errores que cometemos y hacen que fracasemos en nuestro intento de perder peso o de no engordar.
El balance energético
No por comer únicamente sano, no vamos a engordar. Es importante tener en cuenta el término de balance energético. Es decir, "el equilibrio que se produce cuando ingerimos la misma energía que gastamos", tal y como explica en su web oficial la Fundación Vivo Sano.
Cuando ingerimos lo mismo que gastamos, no habría ni ganancia ni pérdida de peso. En cambio, cuando hay o tenemos un balance energético positivo es porque hemos consumido más de lo que hemos gastado y por tanto, habría una ganancia de peso. En el caso contrario, si hay un balance negativo, hay pérdida de peso.
Sin embargo, "aunque es importante tener en cuenta este concepto de balance energético (tomar calorías en función de lo que gastamos), hay otros factores que afectan a la hora de perder o de ganar peso que no son matemáticas puras, sino matices muy importantes que no tendrían tanto que ver con las calorías en sí”, afirma a EL ESPAÑOL Laura Arranz, profesora de la Universidad de Barcelona (UB) y doctora en Alimentación y Nutrición (@lauragananutricion, en Instagram).
Metabolismo adormilado
"No dormir bien o no tener un descanso adecuado, tener un cierto estrés o un estrés elevado o tener alteraciones en la microbiota intestinal, son tres factores que pueden hacer que seamos más propensos a no perder peso o a que nos cueste más adelgazar, aunque estemos tomando aparentemente las calorías correctas, es decir, calorías en función de lo que gastamos", señala Arranz.
Es importante además —continúa explicando esta profesional— tener en cuenta que el balance energético hay que valorarlo en función de lo nutricional y no tanto de las calorías. Es decir, lo importante es la calidad de nuestra alimentación y que estemos tomando e ingiriendo el aporte de nutrientes adecuados y necesarios para que nuestro cuerpo y organismo funcionen correctamente.
"Hay dietas que limitan el número de calorías y, sin embargo, la persona no pierde peso. Esto es porque el metabolismo está dormido o bloqueado y lo que necesita es contenido nutricional para que se active y el cuerpo reaccione correctamente", explica esta experta.
Comer relajado
También en los productos sanos o alimentos que debemos tomar de forma regular —tanto a diario como semanalmente— para llevar una alimentación sana, es importante controlar las cantidades que tomamos. Por ejemplo, seguir el método del plato de Harvard o utilizar el famoso método de la mano, es decir, usar nuestra propia mano cómo método de medición. Sin embargo, aunque es importante seguir las recomendaciones de control de cantidades, "también es fundamental escuchar a nuestro cuerpo, conocernos a nosotros mismos, porque cada uno tenemos un nivel de saciedad distinto", apunta Arranz.
Otros factores interesantes que debemos tener en cuenta tienen que ver con los horarios y la forma en que comemos. Es decir, un error que cometemos tiene que ver con la mala programación de nuestras comidas, por lo que "es clave tener una rutina buena de horarios, que sean constantes y mejor tempranos que tardíos, a la vez que procurar poner pocos carbohidratos en la cena, si queremos adelgazar", señala Arranz. Y por otro lado, "es importante comer de forma relajada y masticando despacio (así además lograremos controlar más las cantidades de lo que comemos) y comer tranquilos, desconectando de todo lo demás", añade.
Y por último, no debe faltar, por supuesto, hacer ejercicio físico de forma regular y evitar el sedentarismo, lo que es fundamental para nuestra vida en general y para, según todo lo comentado en este artículo, conseguir nuestro objetivo de no subir de peso, aún comiendo sano.