Se acerca la Navidad y la oferta de langostinos congelados en los súper se dispara, también el precio. Este marisco es un imprescindible en la mayoría de mesas de España en estas fechas, pero ante la gran oferta no es complicado elegir un producto que deje bastante que desear. Para evitarlo, desde la Organización de Usuarios y Consumidores (OCU) han analizado varias de las principales marcas que venden este producto en los supermercados. De este estudio se puede determinar cuál es la mejor en cuanto a la relación calidad-precio. Un avance: como sucede no con poca frecuencia, la opción más cara no siempre es la más saludable y sabrosa.
Veamos. En primer lugar, hay que decir que el langostino es un alimento dirigido al gran público, es decir, ya no es un producto exclusivo. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Por la acuicultura, que hace posible un producto más barato, y la generalización del producto congelado. No obstante, el consumidor sigue teniendo muchas opciones, y la calidad y el precio variarán mucho en función de lo que elija: langostinos salvajes o de cultivo (de acuicultura), frescos o congelados, crudos o cocidos y a granel o por cajas. Desde la OCU han puesto el foco en los más vendidos en España: los langostinos cocidos, congelados, de cultivo y a la venta por cajas en los supermercados.
Según este análisis, el principal problema de este producto envasado es el exceso de sal, que se debe al proceso de cocción industrial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar la ingesta de más de cinco gramos de sal al día. Mientras, por ración de 100 gramos de algunas de las marcas analizadas, se consumen cerca de dos gramos, o sea, alrededor de la mitad de la cantidad recomendada. En el estudio también se valoran los defectos físicos que presentan los langostinos (si tienen antenas o bigotes rotos, por ejemplo), dato que revela información sobre las condiciones en las que fueron producidos y almacenados.
El análisis también realiza una degustación del producto, tiene en cuenta el contenido de aditivos (como los sulfitos que se usan para evitar la melanosis, las cabezas negras), la frescura del producto, el etiquetado o la higiene. También se mide la presencia de residuos como antibióticos o metales pesados. Tras el estudio de todas estas variables, la mejor opción en cuanto a la relación calidad-precio son los langostinos Flete de Aldi. Se trata de un langostino blanco cocido de la variedad Penaeus vannamei, originario de Ecuador. La caja de 800 gramos (entre 40 y 60 piezas) sale por 6,99 euros, por lo que el kilo de langostinos sale a 8,74 euros.
Alto en colesterol
Dicho esto, unos apuntes sobre el valor nutritivo de este alimento tan navideño. Pues bien, este marisco es fuente de proteínas y tiene poca grasa, aunque destaca su contenido en ácidos grasos omega-3 saludables para la salud cardiovascular. Desde la Fundación Española de Nutrición (FEN) también subrayan su aporte de otros nutrientes: yodo, fósforo, selenio, calcio, magnesio y zinc, y de vitaminas B12 y B3.
Uno de los aspectos negativos es su alto contenido en colesterol. Aunque como la mayor parte se encuentra en la cabeza, "si no se chupan, el contenido de colesterol del langostino es inferior al de otros pescados a los que no se les tiene tanto miedo", según explica Marián García (aka Boticaria García) en el libro El jamón de York no existe.
Cuidado con las cabezas
Pero además del colesterol, hay otro motivo para desaconsejar chupar la cabeza de los langostinos (también de las gambas): pueden contener metales pesados como el cadmio, que tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón, de 10 a 30 años. Esto puede dar lugar a disfunción renal, desmineralización de los huesos, fallo renal o incluso cáncer. Este metal pesado se encuentra en el medio ambiente de manera natural, pero también como resultado de la actividad industrial y agrícola.
Aunque según el citado estudio de la OCU no se ha encontrado presencia de metales pesados (tampoco se ha localizado rastro de antibióticos) en estos langostinos estudiados, la recomendación de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) desde hace años es evitar chupar las cabezas de estos mariscos. Según la web del Ministerio de Sanidad, en el caso de gambas y similares, "la ingesta de cadmio cuando se consume la cabeza supone cuatro veces la ingesta que se obtendría al consumir solo el abdomen".