España es un país de tradiciones y aunque estas navidades sean extrañas, diferentes y sobre todo no-normales, seguramente en la mayoría de las casas se coma o se cene marisco.
Ya sea en Nochebuena, en Navidad o en Nochevieja o en cualquiera de los días de esta Navidad, seguro que en muchas mesas no faltarán unas gambas o unas langostinos, unas vieiras, zamburiñas o unos buenos mejillones frescos.
Pero como todo en nutrición y alimentación, es importante tomar las cantidades adecuadas y no tomar nada en exceso, aunque sean días festivos. Más cuidado aún y más restricciones deben tener con el marisco las personas que tienen ciertas patologías como por ejemplo, aquellas personas con alteraciones en los riñones o en su función tiroidea.
Sin embargo, para personas que no tengan estas patologías u otras contraindicaciones médicas personales, que tengan unas analíticas correctas y todos los valores en rango, “el marisco es sin duda una opción estupenda para las navidades: es proteína de calidad, tienen un gran aporte de vitaminas y minerales y además, es fuente de omega 3”, afirma a EL ESPAÑOL la nutricionista Belén Fontán, del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.
Raciones a la semana
Las recomendaciones nutricionales indican que de forma regular, debemos tomar unas cuatro raciones de pescado a la semana. Y de ellas, al menos una o dos debería ser pescado azul.
Los expertos siempre aseguran que lo importante es variar entre los diferentes tipos de pescado. Sin embargo, de forma más excepcional, como por ejemplo ahora en navidades, no pasaría nada por tomar más raciones marisco. “Unas 3-4 raciones de marisco a la semana estaría bien durante estas fechas, ya que son proteínas de alto valor biológico y podemos sustituirlas a las de la carne o a las de otros pescados”, sostiene Fontán, indicando que una ración de marisco oscilaría más o menos entre los 120-180 gramos.
Aunque de forma regular y de normal en nuestra vida, "lo ideal es mantener un término medio de consumo y alternar entre los diferentes pescados que existe", insiste esta experta. Como sabemos, cuanta más variedad, mejor.
Cuidado con ciertas patologías
El marisco aumenta los niveles de ácido úrico en la sangre, por lo que el marisco en exceso puede ser peligroso, sobre todo para algunas personas. Por ejemplo, las personas con nefropatía o alteraciones en los riñones, “cuya cantidad a tomar estará pautada por su nefrólogo”, expone Fontán.
Por otro lado, las personas que tengan el colesterol alto es importante que sigan normalmente, una dieta controlada, que ayude a bajar sus niveles de colesterol. Según explica esta nutricionista, algunos mariscos tienen colesterol en su composición y sobre todo en la cabeza, por tanto “no pasa nada por tomar algunas gambas, pero es mejor que no se chupe la cabeza”. Los mariscos que tienen más cantidad de colesterol son las huevas.
En población sin problemas de colesterol, “no pasaría nada por chupar las cabezas de las gambas y de los langostinos, pero siempre que se haga de forma puntual, es decir, que sea algo esporádico, que no se haga siempre”, expone. También tener cuidado con esto, otras poblaciones como por ejemplo, las personas mayores, las personas con problemas digestivos o las embarazadas. “En estos casos, es preferible que tampoco chupen las cabezas de las gambas”, añade.
Y por último, en el caso de tener ciertos problemas de tiroides como hipertiroidismo “es mejor no consumir marisco por la cantidad de yodo que tiene. Los mariscos con más cantidad de yodo son el mejillón, camarones o gambas”, señala Fontán. Pero siempre es importante que cada paciente consulte a su especialista.
Cuidado con las alergias
Además de estas patologías, todas las personas podemos ser susceptibles de sufrir una alergia al marisco durante estas navidades. De este modo y según advierte la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), durante estas fechas suele aumentar el riesgo de alergias alimentarias, siendo los frutos secos, las frutas, los lácteos, los huevos y los pescados y mariscos los alimentos que con mayor frecuencia pueden desencadenarlas. Además, siete de cada diez reacciones alérgicas graves ocurren cuando la gente come fuera de su casa.
Por eso, es importante estar atentos a los posibles síntomas y observarnos. Los expertos de la SEAIC explican que “los síntomas de una reacción alérgica aparecen en el intervalo de unos pocos minutos a unas pocas horas siguientes a la ingestión del alimento y que la gravedad varía en función de la cantidad de alérgeno ingerido, la sensibilidad de la persona y de factores externos como el asma, el ejercicio físico o el consumo de analgésicos o alcohol”.
De forma general, añaden que “en la mayoría de las ocasiones, los síntomas son leves, como picor de boca y/o garganta, picores cutáneos y urticaria, algunos pacientes tienen desde síntomas digestivos (náuseas, vómitos, diarrea), respiratorios (tos, dificultad para respirar, pitos o sibilancias…) hasta una reacción alérgica grave y potencialmente fatal denominada anafilaxia”. En esta página ofrecen algunos consejos para prevenir las alergias alimentarias durante las navidades.
Cómo actuar
Es muy importante que, si empezamos a encontrarnos mal, ir a Urgencias. Porque una reacción alérgica puede quedar en nada o en algo más grave. Y el marisco es uno de los productos de más reacciones alérgicas (nosotros no lo consumimos asiduamente, por lo que nuestro cuerpo no está preparado para consumir muchas cantidades, por lo que hay gente que se toma un atracón y le da alegría) o solo una intolerancia porque te has pasado con la dosis y tu cuerpo lo nota. Pero si es una alergia puede llevarse a problemas más series, por lo que e importante ir a urgencias si se empiezan a tener síntomas, aunque sea un simple picor.