Casi tan habitual como pervertir el contenido de una ensalada a base de salsas e ingredientes poco saludables es restringir nuestra ingesta de forma desmedida. Es cierto que el balance calórico influye a la hora de adelgazar: si una persona gasta menos calorías de las que ingiere, adelgaza. Sin embargo, no hay que olvidar que la pérdida de peso es un problema que debe abordarse a largo plazo, ya que las dietas altamente restrictivas tienen un problema más que habitual: el efecto rebote.
"Se incurre en un déficit nutricional severo y, con la pérdida de líquido, se pierden cinco o seis kilos de forma rápida. Al tener seis kilos de menos, el gasto metabólico es mucho menor y basta con tomar cuatro o cinco bocados para que, ante semejante déficit nutricional, se recupere el peso inmediatamente", explicaba el dietista Pablo Ojeda en otro artículo de este periódico. Así, algunos estudios han evidenciado este efecto en programas de intervención de peso con distintas poblaciones. "Los resultados muestran que los efectos positivos a corto plazo con respecto a la salud no se mantienen a largo plazo, ya que la mayoría de las personas finalmente regresan a su peso original", apunta una investigación publicada en la revista Psychology, Health & Medicine.