La lucha contra la obesidad sigue en activo en todo el mundo a pesar de la pandemia Covid-19 que está dejando desastrosos datos tanto en España como en el resto de los países occidentales. A día de hoy, y aunque se insista en simplificarla como una enfermedad en la que se consumen más calorías de las que se gastan, la obesidad es una realidad mucho más compleja. No es tan fácil como sumar y restar.
Su tratamiento es complejo, basándose en cambios del estilo de vida: mejorar la alimentación y hacer más ejercicio. A nivel médico, sin embargo, solo existen dos potenciales tratamientos que siguen sin acabar de solucionar el problema: la cirugía bariátrica y fármacos para bajar de peso. En este último ámbito, un nuevo trabajo sugeriría que existe un tratamiento experimental que podría mejorar la situación.
Solo en Estados Unidos, más del 40% de sus habitantes entran dentro de la definición de obesidad. En España, por su parte, hasta el 40.5% de los niños sufre un exceso de peso, siendo un 17.3% de los mismos en un grado de obesidad. A nivel adulto, uno de cada cuatro habitantes de nuestro país sufre obesidad.
En cuanto a tratamientos médicos, la cirugía bariátrica implica cirugía invasiva, con sus consecuentes riesgos y complicaciones. Por su parte, los fármacos no siempre funcionan, y también conllevan potenciales efectos adversos.
Respecto a estos últimos, un nuevo estudio publicado en el New England Journal of Medicine sugeriría que podría haber cierta esperanza: la semaglutida, un conocido pero novedoso fármaco contra la diabetes tipo 2, lograría una pérdida de peso significativa.
Los fármacos como la dulaglutida, liraglutida o semaglutida son vulgarmente conocidos como "falsas insulinas" a raíz de su método de aplicación: también se inyectam de forma subcutánea para tratar la enfermedad diabética, aunque son tratamientos totalmente diferentes.
En este caso, para el estudio, se analizaron 2.000 adultos obesos de 16 países diferentes, los cuales recibieron una dosis semanal de semaglutida o bien una dosis de placebo. En ambos grupos hubo un curso de intervención en el estilo de vida con el objetivo de lograr una pérdida de peso.
Sin embargo, al final del ensayo y tras 68 semanas de tratamiento, se objetivó que aquellos que fueron tratados con semaglutida notaron una clara supresión del apetito y una pérdida de peso media del 14,9%. Además, más del 30% del grupo tratado con el fármaco logró una pérdida de peso superior al 20%.
Como dato comparativo, los logros de este fármaco serían hasta dos veces superiores a otros fármacos existentes cuyo objetivo es lograr la pérdida de peso, según los mismos investigadores, acercándose a la eficacia de las intervenciones quirúrgicas como es el caso de la cirugía bariátrica.
Además, los participantes también notaron mejoras en otras áreas, como la reducción del riesgo de diversos factores cardiometabólicos y mejoras en la calidad de vida en general.
Inconvenientes del fármaco antiobesidad
Como es habitual en cualquier tipo de medicamento, la semaglutida no carece de efectos adversos. En este caso, se detectó que muchos participantes informaban sobre síntomas leves o moderados como náuseas, diarrea o molestias gastrointestinales.
Habitualmente eran efectos temporales, pero fueron suficientes para que hasta 60 de los participantes suspendiesen el tratamiento en el grupo de la semaglutida, en comparación a solo 5 de los participantes del grupo placebo.
Por su parte, cabe recordar que este fármaco se aplica mediante una inyección subcutánea semanal, y se suele preferir un fármaco en forma de cápsula o comprimido en lugar de un inyectable.
Así mismo, cabe destacar que no se sabe qué sucedió tras finalizar el ensayo clínico, y si al dejar de recibir el tratamiento se vuelve a recuperar peso o se trataría de una pérdida mantenida en el tiempo. De momento solo existe el testimonio de un único participante, que ha contado su experiencia en The New York Times: volvió a ganar peso tras finalizar el estudio.
Así pues, aunque este tipo de fármacos puede ayudar a corto plazo si se precisa una rápida pérdida de peso en casos de obesidad grave, no serían una 'fórmula mágica' para prevenir o tratar casos menos graves.
De hecho, todos los expertos coinciden en que se necesitan más y mejores medidas de salud pública que fomenten cambios en el estilo de vida (tanto a nivel nutricional como a nivel de actividad física), y no confiar plenamente en los fármacos para solucionar la pandemia de la obesidad a nivel mundial.
Para finalizar, existe un claro conflicto de interés en este estudio: fue financiado por Novo Nordisk, la misma compañía farmacéutica que vende la semaglutida como fármaco antidiabético en la actualidad.