El etiquetado es una fuente de información fundamental en los alimentos. De él, se extraen datos variados que cualquier consumidor responsables debe saber. Por tanto, parece lógico pensar que cuanta más información aparezca, mejor informado estará el consumidor. Sin embargo, no siempre es así y, en ocasiones, determinadas etiquetas pueden crear más confusión que claridad.
Esto ocurre, muy a menudo, con las etiquetas que anuncian productos “sin gluten” que, en ocasiones, sirve más como reclamo comercial que como fuente de información para los consumidores. De hecho, es muy posible encontrarlas en productos que de forma natural no contienen esta proteína, tal y como denuncian algunos especialistas, como la consultora de Seguridad Alimentaria Beatriz Robles.
“Desde el punto de vista del marketing, es una práctica desleal porque la marca pretende diferenciarse del resto con una característica que es común a todos los productos similares”, afirma. Una práctica que, además, genera confusión al consumidor, que puede entender que si esos productos no están etiquetados como “sin gluten” es porque sí contienen esta proteína.
Una práctica regulada
Para tratar de evitar situaciones de este tipo, existen diferentes normas europeas que regulan el etiquetado de productos sin gluten. Por un lado, encontramos el Reglamento 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor. En este, se dispone que “en un alimento que contiene ingredientes exentos de gluten de forma natural debe ser posible que se indique la ausencia de gluten de forma voluntaria”.
Sin embargo, para poder hacerlo, es imprescindible que se cumplan algunos requisitos, en especial, las normas generales sobre prácticas informativas leales en el etiquetado voluntario recogidas en su artículo 7: “La información alimentaria no debe inducir a error al insinuar que el alimento posee características especiales, cuando, de hecho, todos los alimentos similares poseen esas mismas características”.
Una disposición a la que también se hace mención en el Reglamento 828/2014, relativo a los requisitos para la transmisión de información a los consumidores sobre la ausencia o la presencia reducida de gluten en los alimentos.
A este respecto, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) señala que “en los alimentos exentos de gluten de forma natural podrá figurar sólo cuando no todos los alimentos similares posean esa misma característica, por ejemplo, embutidos o salsas, donde hay unos productos que contienen cereales con gluten entre sus ingredientes y otros que no".
"Sin embargo, otros alimentos como la leche, los yogures naturales, la miel, los zumos, etc., no pueden incluir estas menciones ya que dentro de estos grupos o categorías de alimentos ninguno contiene gluten”.
¿Qué significa 'Sin gluten'?
La legislación permite diversos etiquetados en relación con el gluten. Por un lado, encontramos la mención “Sin gluten”. El sentido común nos llevaría a pensar que esta se relaciona con productos que no contienen nada de gluten. Sin embargo, esto no es así, ya que la contaminación cruzada durante la producción hace muy difícil asegurar ese 0%, con el riesgo de que exista un “gluten escondido” en productos que, en principio, no deberían contenerlo.
Por tanto, esta etiqueta la pueden utilizar los alimentos que no contengan más de 20 mg de gluten por kg de alimento. Este límite no es arbitrario, sino que se debe a un estudio del doctor italiano Catassi, quien llegó a la conclusión de que este era el umbral de seguridad para personas afectadas por la enfermedad celíaca.
Por otro lado, existe un etiquetado específico para los alimentos con contenido “muy bajo en gluten”. Va dirigido a aquellos alimentos que consisten en trigo, centeno, cebada, avena, sus variedades híbridas o ingredientes hechos a partir de estos cereales, pero que se hayan elaborado específicamente para reducir el contenido de gluten de uno o varios ingredientes que lo contienen gluten y no contengan más de 100 mg de gluten por kg de alimento.
Para hacer más sencilla y accesible la información, existen marcas que garantizan que un producto puede ser consumido sin peligro por personas celíacas. Por ejemplo, la Gluten-Free Certification Organization otorga un sello a aquellos alimentos que contienen menos de 10 mg por kg. También la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), con su marca “Controlado por FACE”, garantiza que los alimentos se encuentran por debajo de este umbral.
La importancia de la información
El gluten es una familia de proteínas que se encuentran en alimentos como el trigo, el centeno, la cebada y el triticale. Su función es ayudar a los alimentos a mantener su forma, actuando como un pegamento que los mantiene unidos. Las dos proteínas principales del gluten son la glutenina y la gliadina.
Es esta última la responsable de la mayoría de los efectos adversos para la salud. Por su procedencia, es muy probable encontrarlos en muchos tipos de alimentos, como galletas, pasteles, pan, pasta y cereales, por nombrar algunos.
La enfermedad celíaca es la forma más grave de intolerancia al gluten. Se estima que puede afectar aproximadamente al 1% de la población. Se trata de un trastorno autoinmune en el que el cuerpo trata al gluten como un invasor extraño. En consecuencia, el sistema inmunológico ataca el gluten, así como el revestimiento del intestino.
Esto daña la pared intestinal y puede causar deficiencias de nutrientes, anemia, problemas digestivos graves y un mayor riesgo de muchas enfermedades. Sus síntomas más comunes son el malestar digestivo, hinchazón, erupciones en la piel, cansancio o pérdida de peso.
Otras personas, en cambio, no dan positivo en la prueba de la enfermedad celíaca, pero generan reacciones adversas al gluten. Esta intolerancia presenta algunos síntomas, como dolor de estómago, cansancio, hinchazón o depresión.