Las ensaladas de algas insipiradas en la gastronomía asiática se han vuelto un plato cada vez más popular. Además de ser un plato gourmet en los restaurantes, cada vez más españoles optan por adquirir el producto congelado e importado para preparar sus propias recetas. Comer estas algas marinas es una forma simple de aumentar la ingesta de vitaminas y minerales de una persona sin agregar muchas calorías, y está relacionado con un ramillete de beneficios para la salud.
La vigilancia alimentaria garantiza que los productos que llegan hasta nosotros, y en ese sentido, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha tenido conocimiento, a través de la Red de Alerta Alimentaria Europea (RASFF), de una notificación de alerta trasladada por las Autoridades Sanitarias de Países Bajos, relativa a la presencia de soja y gluten no incluidos en el etiquetado en ensalada de algas.
Según explica el comunicado de AESAN, "durante las actuaciones de autocontrol de la empresa se detectó la presencia de soja y gluten en la ensalada de algas no declarados en el etiquetado, procediendo a avisar a los destinatarios del producto". Se trata de un potencial riesgo para la salud de las personas que son celíacas o intolerantes al gluten, así como las que tienen alergia a la soja. Se trata de pacientes especialmente sensibles a esta alerta, ya que las algas suelen usarse como sustitutivo de otros alimentos que sí tienen gluten de forma natural.
Los datos del producto implicado según AESAN, que ha sido distribuido en Madrid y Barcelona, son los siguientes:
- Nombre del producto (en etiqueta): FROZEN SEASONED SEAWEED SALAD
- Nombre de marca/comercial: Jona
- Aspecto del producto: bolsa de plástico
- Número de lote: 86645-9070.1
- Fecha de caducidad: 12/03/2022
- Peso de unidad/vol: 1 kg
- Temperatura: congelado.
"Esta información ha sido trasladada a las autoridades competentes de las comunidades autónomas a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) con el objeto de que se verifique la retirada de los productos afectados de los canales de comercialización", prosigue el comunicado.
"Como medida de precaución, se recomienda a aquellos consumidores con alergia a la soja y/o problemas derivados de la ingesta de gluten, que pudieran tener el producto anteriormente mencionado en sus hogares que se abstengan de consumirlo". Para la población general, este producto no comportaría riesgo.
Intolerancia al gluten
Como contaba en este diario la investigadora de la Clínica Universidad de Navarra Thais Alvarado, en los últimos años, el mercado de los productos libres de gluten ha crecido exponencialmente debido a la popularidad que ha ido ganando este movimiento a nivel mundial.
El gluten, un compuesto de proteínas formado por gliadinas y gluteninas,se encuentra en cereales y granos como el trigo, la cebada, la espelta, el centeno y todos los derivados de estos. Si bien es cierto que las personas que padecen enfermedad celíaca o alergia al trigo deben de seguir una dieta estricta libre de este componente, las personas que no tienen ningún tipo de estas afecciones son las que, en parte, están impulsando el crecimiento de este mercado.
Sin embargo, no existe evidencia que sugiera que seguir una dieta libre de gluten tendrá beneficios significativos para la población en general. De hecho, hay algunas pruebas que sugieren que una dieta libre de gluten puede afectar negativamente a la salud intestinal en aquellas personas sin enfermedad celíaca o alergia al trigo.
Por otro lado, hasta un 1% de la población puede sufrir intolerancia al gluten. Pero hasta el 12% de la población parece notar molestias tras consumir alimentos con gluten -como el trigo-, pero sin un diagnóstico claro de intolerancia. El diagnóstico que han recibido estos individuos es la "sensibilidad al gluten", una entidad aún poco comprendida en la actualidad, llegando a ser catalogada como un engaño del cerebro por parte de algunos estudios.
Un trabajo publicado en la revista Gastroenterology sugería que el gluten no es el problema real de estos individuos sensibles, sino que habría entrado un nuevo actor en escena: los fructanos, moléculas presentes en el trigo y causantes de los problemas estomacales en las personas sensibles al gluten.
Esto podría explicar por qué los individuos que sufren colon irritable también mejoran con las dietas sin gluten, pero no se mejoran por completo: al eliminar el trigo, eliminan gran parte de los fructanos de la dieta, pero aún pueden sufrir problemas por seguir consumiendo otros alimentos como cebolla y ajo. De hecho, algunos productos sin gluten como las patatas fritas o los garbanzos también contienen dichas moléculas, dando lugar a los síntomas gastrointestinales.