La guerra por la primacía entre los supermercados españoles se libra en los hornos de sus panaderías: si Mercadona se renueva constantemente, recuperando incluso recetas tradicionales para convencer al cliente, Lidl pisa el acelerador y se convierte en el segundo mayor distribuidor de esta categoría en España. La clave ha estado en la introducción de hasta 58 referencias en los últimos meses, de la que cabe destacar una por su elevado interés nutricional: la hogaza 100% integral.
Esta apuesta responde a una demanda del consumidor que parece sin embargo complicada de cumplir, a tenor de la escasez de opciones. Y es que el pan blanco es el rey de los hogares desde incontables generaciones, pero cada vez más familias están concienciadas con la importancia de consumir más productos elaborados con harina 100% integral. Esto les priva, sin embargo, de las recetas de pan fresco más apetitosas, como la hogaza recién hecha.
Las grandes superficies ofrecen desde hace poco barras de pan integral, que no siempre están a la altura en el sabor, aroma y aspecto. Y pueden darse casos, como la introducción de la hogaza integral de Mercadona en 2019, famosa por 'volar' de los estantes cada día ante la gran demanda. Esto tiende a forzar a recurrir a otras alternativas de pan embolsado o crackers que, si bien pueden tener una excelente combinación de ingredientes saludables, son menos apetecibles para acompañar las comidas.
Hay dos factores, además, que tienden a dificultar la disponibilidad de estos productos. Hasta verano de 2019, los panes que se comercializaban como "integrales" podían tener únicamente un 50% de esta harina sin refinar. La nueva norma de calidad del pan en vigor prohíbe llamar "integral" a cualquier producto de panadería que no esté elaborado en un 100% con harinas integrales, por lo que muchos de los que se vendían como tales han desaparecido cambiado de nombre.
Por otro lado, los requisitos de un pan rigurosamente integral pueden repercutir en su precio. Lidl ha contrarrestado esto con un precio de 1,49 euros por su hogaza. La valoración que proporcionan a manos de Francesc Altarriba, Gastrónomo y Consultor experto en pan, es que por su "aspecto, olfato, oído, tacto y gusto, los panes de Lidl destacan por su calidad entre la oferta del mercado", y "la mayoría envejecen bien, lo que garantiza que el cliente puede gozar organolépticamente de un buen pan un mínimo de dos/tres días a temperatura ambiente".
Una confusión habitual para el consumidor, sin embargo, es lo que significa "100% integral" para un pan. Ese porcentaje se refiere a la proporción de harina integral: hay productos que son, por ejemplo, "70% integral" porque la mezclan con un 30% de harina refinada. En esta hogaza solo hay harina integral, pero no es el único ingrediente. En total supone un 55% del pan: el resto es agua, sal, levadura, masa madre y conservantes. Está en la línea del porcentaje de harina integral que emplean las hogazas de Alcampo y Carrefour, oscilando entre el 55-60%.
Comparado con sus homólogos refinados, el pan integral elaborado con grano entero es un producto mucho más saludable al incluir el germen y el salvado del grano. Estos componentes que se eliminan con el proceso de refinado son precisamente los que favorecen nuestra salud intestinal al concentrar fibra. Al contrario que el pan blanco, previenen el sobrepeso y el riesgo de la diabetes al tratarse de carbohidratos complejos más lentos de metabolizar, lo que evita un 'pico glucémico' o de azúcares en sangre.
"La fibra es tan importante porque evita lo que puede ser el desarrollo de diabetes tipo 2, cáncer de colon y ayuda a controlar el colesterol", explicaba María Luján, presidenta del Colegio de Nutricionistas de Madrid, a EL ESPAÑOL. Así lo volvió a confirmar el año pasado un estudio publicado en la revista British Medical Journal, que señala que el consumo de grano entero reduce un 17% la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer de colon o diabetes.
La única pega que se le podría poner es la cantidad de sal, de 1,39 gramos por 100 gramos de pan. Hay que recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no superar una ingesta de 5 gramos de sal al día, y gran parte de la que ingerimos está 'oculta' en los alimentos preparardos. Esto sirve para resaltar que, si bien el integral es el mejor que se puede consumir, es importante complementarlo con otros carbohidratos y fuentes de fibra.