Cuántas veces habremos oído a un amigo, a una vecina, a un sobrino o incluso a nosotros mismos decir: estoy siguiendo una dieta, hago ejercicio y, pese a todo, no consigo adelgazar. No es raro escucharlo, pues en España un 25% de la población adulta realiza al año alguna dieta. Sin embargo, aún haciendo estas dos cosas, podemos cometer sin darnos cuenta un sinfín de errores que no nos permiten bajar los kilos que queremos.
Nos preocupamos cada vez más por nuestra salud. Es una de las consecuencias que ha traído esta pandemia por coronavirus que aún estamos viviendo (porque no, la pandemia no ha terminado). Datos recientes del 'IV Barómetro sobre el Autocuidado de la población española', realizado por Pic Solution, nos dicen que, desde del comienzo de esta pandemia, el 82% de los españoles está más preocupado por llevar una alimentación saludable y mantener una actividad física regular. Pero, pese a la buena disposición, en ocasiones no sabemos cómo realizar correctamente una dieta y nos venimos abajo o nos desmoralizamos.
Según explica a EL ESPAÑOL la dietista-nutricionista Victoria M. Góngora, gestora de proyectos del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa), lo primero de todo es fundamental no pensar en dieta sino en cambio de hábitos, en saber comer realmente y en llevar en general un estilo de vida saludable, porque eso es lo que nos va a hacer mantener nuestro peso en el tiempo. Y no hay que pensar en restricciones o en calorías sino en aumentar la calidad de nuestra alimentación.
A continuación, esta experta nos enumera cuatro errores que podemos estar cometiendo cuando decimos que estamos a dieta y haciendo ejercicio físico y que, aún así, no adelgazamos.
Error 1: no hacer dietas personalizadas
No seguir dietas personalizadas es sin duda unos de los errores más frecuentes. Hacer la dieta que ha seguido tu amiga o la que has visto por Internet es un error, ya que la dieta que le sirve a nuestro amigo/a seguramente no nos sirva a nosotros, porque "todo lo que vemos por Instagram puede ayudarnos, pero no sustituye nunca al consejo del especialista", afirma Góngora.
Por ello, si queremos de verdad perder peso, "lo mejor es acudir a un profesional que nos diseñe una dieta en base a nuestras necesidades, que nos diga qué alimentos son mejores para nosotros, qué cantidades son las más adecuadas, que nos enseñe a comer mejor sin tener que pasar por dietas restrictivas, porque la gente suele pasar de unas dietas a otras sin obtener ningún resultado. Es importante personalizar las dietas porque tendremos mayor adherencia".
Error 2: subestimar las calorías y las cantidades
Es otro de los errores, subestimar lo que comemos y en qué cantidad. Por ejemplo, según apunta Góngora, en ocasiones la calidad de la dieta es un tanto deficiente, el consumo de macronutrientes no es óptimo o hacemos una dieta muy baja en proteínas y además no de buena calidad.
Para mejorar el peso y la composición corporal es importante tomar proteínas de buena calidad (huevos, carnes magras y pescados), cereales integrales, legumbres, grasas saludables y por supuesto, aumentar el consumo de frutas y verduras, algo que aún falla en la población en general, según las encuestas.
También es importante "controlar las cantidades y hacer caso a las recomendaciones nutricionales", señala la experta, que apunta que una buena idea seguir la composición del plato saludable o plato de Harvard. Esto es, el 50% del plato debe ser a base de verduras, un 25% de cereales, preferentemente integrales, y el otro 25% proteína de calidad. "Por ejemplo, muchas personas no toman un buen desayuno porque lo hacen a base de café y tostadas, y no incluyen en él una proteína de calidad", sostiene.
Error 3: subestimar el ejercicio físico
Pasa igual que en la alimentación. A veces no hacemos el ejercicio que necesitamos, o lo subestimamos. Para adelgazar es fundamental, además de evitar el sedentarismo en general, realizar en particular ejercicio aeróbico (andar, correr, montar en bicicleta, bailar…) y, además, hacer un entrenamiento de fuerza, que en este caso será mejor si está pautado por un profesional, para que nos guíe mejor, en base a nuestras necesidades y objetivos.
Error 4: no controlar el estrés y las emociones
Es otra de las claves fundamentales. "Un estrés crónico influye en nuestro organismo y puede hacer, por ejemplo, que nos aumente el apetito o que tengamos más ganas de comer productos no precisamente sanos", señala.
También es clave cuidar nuestra salud mental, nuestra parte más emocional, pues al igual que el estrés, la ansiedad o la mala gestión emocional influye en nuestra salud y alimentación. No se trata pues, de dietas, muchos menos dietas aisladas, sino de hábitos: "Alimentación, ejercicio físico, descanso y salud mental", concluye.