La piña es una de esas frutas que gustan a todo el mundo, un bocado dulce y refrescante que aporta el plus de hidratación que necesitamos en el verano. Pertenece al género Ananas comosus, una especie de la familia de las bromeliáceas que es nativa de América del Sur. De hecho, cuentan algunos historiadores que los americanos obsequiaron a Colón con esta fruta cuando pisó el continente, como signo de bienvenida. Actualmente es el segundo cultivo tropical más extendido, por detrás del plátano, y se cultiva principalmente en Costa Rica, Brasil, Filipinas, Indonesia e India. Sus muchas propiedades y beneficios hacen de ella un superalimento imprescindible en la cesta de la compra.
Hay que tener en cuenta, tal y como recuerda la Fundación Española de Nutrición (FEN), que "solo madura satisfactoriamente en la planta" y que los frutos recolectados prematuramente resultan "pobres en nutrientes"; sin embargo, si contamos con la fruta en su punto óptimo es toda una bomba de nutrientes. Con cerca de un 90% de agua la hidratación está garantizada, pero también la ingesta de vitamina C y yodo, que contribuyen a la protección de las células del daño oxidativo y al normal funcionamiento del metabolismo energético y la función tiroidea, respectivamente. Destacan en su perfil, asimismo, los ácidos orgánicos y la bromelaína, la enzima de acción proteolítica que contribuye a digerir las proteínas de los alimentos y que es la culpable de que nos pique la lengua al tomar piña.
Rica en potasio y ácido fólico, dos elementos claves para el crecimiento de los músculos, la producción de proteínas y el funcionamiento del corazón, la piña también vela por el buen funcionamiento del sistema digestivo, es antiinflamatoria y antioxidante. Ayuda a prevenir resfriados, a mitigar la tos y disolver la mucosidad. Fortalece los huesos y protege la vista al actuar en la prevención de los daños oculares. Sus poquísimas calorías y la bromelaína han hecho de ella una aliada perfecta en las dietas de adelgazamiento en consonancia con una alimentación saludable, puesto que también se trata de uno de los diuréticos naturales más potentes para ayudar a eliminar líquidos.
Valor nutricional de la piña
El valor nutricional por 100 gramos de piña, según la FEN es el siguiente:
Calorías: 50 kcal
Proteínas: 0,5 g
Colesterol: 0 g
Hidratos de carbono: 11,5 g
Fibra: 1,2 g
Calcio: 12 mg
Magnesio: 14 mg
Potasio: 250
Vitamina C: 20 mg
Variedades de piña
-Sativus. Este tipo de piña tropical no tiene semillas.
-Comosus. Tipo de piña tropical que forma semillas capaces de germinar.
-Lucidus. Piña tropical que permite una recolección más sencilla porque sus hojas no tienen espinas.
-Piña baby. Es una piña enana procedente de Sudáfrica, muy aromática y con las propiedades de su hermana mayor todavía más aumentadas.
Cómo elegir la mejor piña
Antes de enumerar algunas de las formas más apetitosas y sanas de comerse una piña, conviene recordar cómo elegir la mejor piña, teniendo en cuenta además que en el tiempo de maduración está la diferencia. El olor debe ser dulce y suave, en ningún caso fuerte y fermentado. No debería consumirse con un gusto a alcohol o vinagre. El tacto también nos puede dar algunas claves: si al presionar se nos hunde el dedo es que está pasada.
Que suelte jugo por la base también es un indicativo de que tendremos que seleccionar otra. La piña perfecta se siente pesada para su tamaño, cediendo al tacto pero sin hundirse. Un truco es tirar de una de las hojas de su penacho y, si puedes arrancarla sin dificultad, está en su punto. Que se desprenda por sí misma, por el contrario, es una mala señal. A veces no hay más opción que llevarnos la fruta sin madurar, en ese caso tendremos que ponerla boca abajo durante algunos días.
Cómo tomar piña
Antes de poder disfrutar de esa piña en su punto a la que le hincamos el diente y nos llena de jugo la comisura de los labios tendremos que cumplir con un paso previo obligatorio que suele ser el que más pereza nos da: pelarla. Aunque hay gente que ha sabido ingeniárselas para comerla sin quitarle la piel, aquí vamos a dar algunos consejos para que esta sea una maniobra fácil y nadie dude de cómo pelar una piña.
Lo primero es colocar la piña en una tabla, tumbarla sujetando la base y cortar el tallo de las hojas con un cuchillo afilado. Repetimos la operación en el lado contrario, para que nos quede plana y poder ponerla en vertical con seguridad. En esta posición la vamos liberando de la piel hasta que nos queda limpia. Si no vamos a consumirla entera de una tacada, lo mejor será ir cortando rodajas sin extraer la cáscara y taparla siempre con un trozo de la propia fruta.
Así en rodajas, pero también en tacos o tajadas, la piña al natural es una delicia y un postre que nos ayuda a hacer la digestión, además de ser perfecto para llevarse a la playa o la piscina. Pero además desde Cocinillas nos han sugerido algunas preparaciones para sorberle todo el jugo, como este granizado con menta, esta ensalada con pepino y yogur, esta tarta sin usar el horno o esta propuesta fría con lentejas y queso feta, además del clásico sorbete de piña colada que puedes preparar en casa.
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