Antes de que el grupo Måneskin ganara eurovisión y sonaran por todos los rincones de Europa, otro grupo italiano, Righeira, en 1983, batía récords con su Vamos a la playa. Un estribillo repetido hasta la saciedad que marcó tanto a varias generaciones, que es complicado decir aquello de "vamos a la playa" sin escuchar mentalmente la cancioncilla. Y es que no hay nada más nuestro que la playa, la sombrilla y las fiambreras con la comida.

Es momento de vacaciones, de olvidar las responsabilidades, aunque sea durante un fin de semana. Todo apunta a que el turismo nacional volverá a ser el preferido entre los españoles este 2021, una tendencia que ya desvelaron los últimos datos de la Encuesta de Turismo de Residentes (Familitiur), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Durante el año 2020, el 95% de los viajes de los españoles tuvo como destino principal España y todo apunta a que este año, las playas españolas serán el destino preferido para los habitantes de muchas Comunidades Autónomas de interior.

El calor y la humedad de la playa son los culpables directos de las intoxicaciones alimentarias, una faena que puede estropear no sólo un día en familia, sino las vacaciones enteras. La Organización de Consumidores y Usuarios avisa sobre este peligro y la gravedad de las consecuencias potenciadas por la deshidratación. La combinación de una elevada temperatura, restos orgánicos, humedad y tiempo, puede dar lugar a la proliferación de bacterias dañinas para el organismo.

Tortilla

"Hay que evitar todo lo que contenga huevo que no esté cocinado", explica María del Mar Silva, nutricionista licenciada también en Farmacia, especialista en alteraciones del sistema digestivo, intolerancias, alergias alimentarias y nutrición clínica. Aunque pueda pensarse que la tortilla está fuera de toda sospecha, el huevo que contiene ha de estar completamente cuajado.

Al ser un alimento proteico tiene una gran carga microbiana, lo que provoca que se pueda contaminar con mucha facilidad y la hace susceptible de provocar una infección alimenticia como la salmonelosis. Esta afección provoca síntomas como diarreas, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, malestar general y dolor muscular. Nada deseable durante las vacaciones.

Mayonesa

Para dificultar la proliferación de bacterias, los alimentos han de estar conservados por debajo de los cinco grados centígrados o haber alcanzado al menos 65 grados durante su elaboración. La mayonesa no cumple ninguna de estas normas, por lo que se convierte en uno de los alimentos más peligrosos para llevar a la playa.

Huevo duro pelado

Para ser seguros, los huevos duros deben de estar cocidos al menos durante diez minutos. Además, es aconsejable mantenerlo con la cáscara y sin pelar, hasta el momento en el que vayan a comerse. Bastarían unos minutos en contacto con su cáscara o productos cárnicos al aire libre para contaminar el huevo.

Lácteos

A pesar de contar con una nevera portátil, los postres lácteos con nata y crema son susceptibles de ponerse malos, aunque más que suponer un riesgo para la salud, simplemente estarían más agrios, con un sabor desagradable. En el caso de los yogures cerrados, si se cuenta con un espacio refrigerado, esta es una muy buena opción para consumir en la playa por sus beneficios a nivel intestinal (por su carácter probiótico). "Es importante recordar que todo lo que sobre, no ha de volverse a meter en la nevera. Si se corta la cadena de frío, lo ideal es consumirlo en las horas siguientes", especifica Silva.

Carne y pescado

La carne empanada es otro de los clásicos de la playa que no son del todo recomendables. Tanto el huevo como la propia carne son productos de riesgo. En cuanto al pescado, lo mejor es en forma de conservas, aunque si se deja a temperatura ambiente, el pescado azul como el atún, la caballa y las sardinas, pueden producir histamina, desencadenando una reacción alérgica.

Alimentos perfectos para la playa

"La mejor opción siempre es llevar fruta. Preferiblemente en una neverita con hielo", destaca la nutricionista. Este alimento, además de ser seguro por sus propiedades, también es muy recomendable en ambientes calurosos como el de la playa. Un amplio porcentaje de la fruta es agua, ayudando al organismo a recuperar la hidratación.

Luego, dependiendo de cada tipo de fruta, los nutrientes que pueden aportarnos son diferentes. Por ejemplo, las cerezas ayudan a reducir el nivel de ácido úrico gracias a las antocianinas. Los arándanos son ricos en ácidos fenólicos y flavonoides que estimulan el sistema inmune, además sus taninos les aportan propiedades antidiarréicas. Por su parte, las granadas ayudan a proteger la piel, acelerando su cicatrización y previniendo las manchas solares (sin olvidar que siempre hay que usar crema solar si se va a estar expuesto al sol). También, su bajo índice glucémico las hace ideales para los diabéticos.

Las conservas como los berberechos, almejas y otros enlatados esterilizados, son alimentos seguros por los que no tendrás que preocuparte a pesar de darles el sol y someterlos a altas temperaturas, además de humedad. Al igual que los embutidos curados, no necesitan refrigeración. Por lo que, para una escapada improvisada, en la que no se cuente con un espacio o recipiente refrigerado, estos alimentos son las opciones más seguras a la par que deliciosas.

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