Ir al cine vuelve a ser un plan de ocio veraniego una vez que las salas han adoptado las medidas de seguridad necesarias para evitar contagios por Covid-19. La cartelera está plagada de opciones con géneros para todos los gustos, y al igual que se escoge entre un filme u otro, ¿por qué no probar alternativas al snack estrella del cine, las palomitas?
Este alimento es un must asociado al entretenimiento, pero ¿por qué? Para bucear en los orígenes de cómo las palomitas se convirtieron en las reinas del cine, hay que viajar hasta los Estados Unidos de la Gran Depresión. Cuando el cine dejó de ser mudo, la clientela se multiplicó, pero las salas no dejaban introducir comida, para no manchar el mobiliario.
Durante la Gran Depresión costaban a 5 a 10 centavos la bolsa, convirtiéndolas en uno de los pocos ‘lujos’ que todo ciudadano se podía permitir. Además, desde 1885, existían los carritos con máquinas de hacer palomitas. Aprovechando la oportunidad, los vendedores ambulantes se colocaban en las entradas de los teatros. Y como explica Andrew Smith, autor de Popped Culture: A Social History of Popcorn, los primeros cines tenían carteles colgados fuera de sus guardarropas solicitando que los clientes sacaran sus palomitas de maíz de sus abrigos.
Al acudir cada vez más clientes portando este aperitivo, alquilaron un espacio dentro de los cines a los vendedores ambulantes a cambio de una tarifa diaria. Incluso durante la Segunda Guerra Mundial, el racionamiento del azúcar disparó la popularidad de este alimento. En 1945, más de la mitad de las palomitas de maíz consumidas en Estados Unidos se hacía en las salas de cine.
A partir de entonces la publicidad hizo el resto y ligó de forma indisoluble este aperitivo a la industria cinematográfica, pero depende de unos mismo resistir a la tentación de perpetuar esta tradición y convertir el visionado de una película en el momento perfecto para disfrutar de snacks saludables.
No es que el consumo ocasional de palomitas sean perjudicial para la salud, pero las vendidas de forma comercial pueden llevar aditivos insanos como el aceite de palma y un exceso de sal. Por eso, una alternativa sería comprar maíz y hacerlas en casa; otra opción es optar por otros aperitivos iguales o incluso más saludables con los que disfrutar del cine o las series.
1. Tortitas de maíz o de arroz
“Son igualmente crujientes y con pocas calorías. Eso sí, asegúrate de que no lleven mucha sal”, explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, nutricionista. Este aperitivo es una excelente alternativa para los celíacos, ya que no tienen gluten. Contienen carbohidratos complejos que tienen un índice glucémico bajo, lo que provoca una sensación de saciedad, perfecto para no comer de más, sea una sola película o una maratón de El Señor de los Anillos.
Una sola torta contiene unas 30 calorías, 0,16 gramos de grasa (0,03 saturadas), 6,53 de hidratos de carbono, 0,16 de fibra, 0,66 de proteína y 0,06 gramos de sal. Además, tienen un alto contenido en vitamina B, hierro, fibra y minerales, lo que indica que es un alimento nutritivo. Igualmente, son especialmente recomendables para diabéticos y personas que quieren bajar de peso.
2. Frutos secos naturales o tostados
Según Japaz, “tienen una mayor densidad calórica que las tortitas, pero son más completos nutricionalmente”. Por lo general, tienen entre un 50 y un 70% de grasa, pero estas son de las ‘buenas’, monoinsaturadas y poliinsaturadas. Aportan también bastante energía, hasta 180 kcal cada 100 gramos y son una fuente de nutrientes esenciales como antioxidantes, proteínas, fibra, minerales y vitaminas B y E. De hecho, la Fundación Española del Corazón aconseja consumir de 3 a 7 raciones a la semana, teniendo en cuenta que una ración está formada por 20-30 gramos.
Hay un fruto seco para cada parte del organismo a reforzar. Por ejemplo, las almendras son las que más calcio aportan, 269 mg por cada 100 gramos. Mientras que los piñones son ricos en zinc, 6,45 g por cada 100, ayudando al mantenimiento de articulaciones. Por su parte, los pistachos, por su alto contenido en fibra, previenen el estreñimiento.
Las nueces y las avellanas son ricas en ácido grasos monoinsaturados y poliinsaturados, que contribuyen a la salud cardiovascular, y las nueces tienen un gran aporte de omega-3. Asimismo, los frutos secos en general son ricos en oligoelementos como el magnesio, un coadyuvante de la resistencia de la insulina que puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2.
3. Fruta deshidratada
Este alimento provoca cierta desconfianza por su cantidad de azúcares, pero esto se debe a que al retirar el agua de la fruta, estos quedan concentrados. No hay que confundir con la fruta confitada o escarchada, que sí que lleva azúcares añadidos. Algunos de los compuestos que se pueden encontrar en la fruta deshidratada son vitaminas, minerales y antioxidantes.
Es decir, tienen una composición similar al de la fruta fresca a excepción de las vitaminas hidrosolubles, como la C, que desaparecen tras el proceso de deshidratación. Algunos ejemplos que menciona la nutricionista son “pasas, ciruelas desecadas, u orejones de melocotón, que además ocupan menos volumen que la fruta fresca”.
4. Chips de kale
Este aperitivo es una alternativa perfecta a las patatas fritas. Realizarlo es tan fácil como cortar hojas de Kale, lavarlas, secarlas y meterlas en el horno con un chorrito de aceite de oliva virgen. Este vegetal que pertenece a la familia de las coles, tiene un bajo valor calórico (45 Kcal por cada 100 gramos) y es rico en calcio, hierro (previniendo anemias nutricionales), magnesio, potasio y zinc, con un 10% de proteínas y un 3% de fibra. También es una fuente de vitaminas C, E, A y K.
5. Plátano y manzana
La razón es que estas frutas son cómodas para llevar y para comer. Además, tienen aportes nutricionales muy interesantes. El plátano es conocido por su alto contenido en potasio, magnesio, fósforo, ácido fólico, vitamina C, B6 y bastante fibra. Lo convierte en un alimento estrella para la recuperación muscular después de realizar deporte, ideal para favorecer el tránsito intestinal y además es una gran fuente de energía.
En cuanto a la manzana, un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, desvela que comer una manzana al día es beneficioso para el organismo y para la salud en general. Esto se relaciona con el famoso dicho de que las personas que toman habitualmente este alimento tienden a enfermar menos. Esta fruta aporta calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio y zinc, además de ser rica en fibra soluble, aminoácidos y antioxidantes como la quercetina.
Alternativas a las palomitas hay tantas como géneros de cine, pero con esta guía podrás escoger alimentos que además de saciar el apetito, tengan aportes nutricionales positivos para el organismo.