En verano es normal cambiar la cocina de casa por la de chiringuito, sobre todo si se veranea en zonas de costa. A pesar de que su nombre evoque alimentos fritos y pesados, comer a pie de playa no tiene por qué ser sinónimo de alimentarse de forma nada saludable.
En vez de decantarse por unas croquetas o unos calamares rebozados, lo mejor sería variar y pedir platos más ligeros y frescos como ensaladas o gazpacho. "No podemos estar dos semanas o un mes con una dieta basada en fritos y marisco", advierte a EL ESPAÑOL Victoria Díaz, dietista-nutricionista.
El peligro, según alerta la experta, está en reducir el consumo de frutas y verduras que, sumado a la ingesta de alcohol o refrescos azucarados, convierten las comidas en bombas calóricas, traduciéndose en una subida de peso a la vuelta de las vacaciones.
Escoger los alimentos menos saludables que un chiringuito puede ofrecer, con platos llenos de grasas saturadas, trans y azúcares, "además de aumentar la grasa corporal, somete al organismo a una dieta proinflamatoria", explica María Carmen Japaz, nutricionista. La inflamación celular está presente en la génesis de enfermedades cardiovasculares y metabólicas como: la hipertensión arterial, el incremento del colesterol y de los triglicéridos, la resistencia a la insulina y la obesidad.
Evita la deshidratación
Debido a las altas temperaturas que se suelen alcanzar en las zonas de costa, es fundamental conservar la hidratación del organismo y tratar de consumir alimentos con antioxidantes y micronutrientes, que protejan tanto del sol como del calor. Reducir el consumo de bebidas alcohólicas y azúcares también es muy buena opción, ya que aportan calorías vacías al organismo. Estas pueden sustituirse por líquidos más hidratantes, con vitaminas y minerales, como el zumo de limón, el té helado o el agua corriente.
De postre fruta antes que helado
No se puede culpar al chiringuito de las tentaciones gastronómicas poco saludables que ofrece. Raro es el restaurante en cuya carta de postres no aparece una opción de fruta. Por eso, la decisión final depende exclusivamente del usuario. Así pues, lo ideal sería dar prioridad a platos de verduras, hortalizas y legumbres.
En el caso de escoger platos con marisco, siempre es mejor a la plancha que frito. "El marisco es bastante ligero y sí que lo recomiendo como una elección saludable a la hora de salir a comer fuera. Pero ojo con el acompañamiento", subraya Díaz.
Cuidado con los fritos
Las patatas fritas, los churros o el pan, cuando se fríen a temperaturas superiores a los 120ºC, se genera en su interior una reacción de un aminoácido llamado asparagina, junto con azúcares reductores como la glucosa y la fructosa. La cocción excesiva de estos alimentos, ricos en almidón, puede dar lugar a la acrilamida, una sustancia potencialmente cancerígena.
Platos 'top' para tu salud y para el paladar
Una buena paella junto al mar es una estampa muy típica de la costa mediterránea española. Que este plato sea sano o no, depende de su elaboración, sobre todo del aceite que hayan utilizado para el sofrito. El ingrediente principal, el arroz, es un cereal rico en vitaminas D, B1 y B2 y minerales como el calcio o el hierro que, junto a su alto contenido en fibra, ayuda a controlar la presión arterial, reducir el colesterol y mejora el metabolismo.
Gazpacho como refresco
Este plato, también muy mediterráneo, es tan versátil que puede consumirse directamente como bebida. Una sola ración de gazpacho contiene unas 150 kcal y al estar elaborado con tomate, pepino, pimiento, cebolla, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal, es saludable y altamente nutritivo. Una de sus cualidades más apreciadas es que actúa como un alimento superhidratante con propiedades antioxidantes, gracias a los carotenoides y los polifenoles.
El tomate, al ser rico en vitamina C, A y licopenos, ejerce de protector de enfermedades cardiovasculares. Además, según reveló una investigación elaborada por científicos de la Universidad de Almería, un consumo elevado de ajo y de cebolla disminuye el riesgo de sufrir cáncer de colon. Por otra parte, la vitamina A, la luteína y los licopenos del tomate son macronutrientes perfectos para la salud ocular, mientras que el licopeno y beta-caroteno también protegen las neuronas.
Pescado azul a la plancha
Los platos de pescado como las sardinas o las anchoas, aportan grasas saludables al organismo que ayudan a reducir los niveles de triglicéridos en sangre, minimiza los riesgos de sufrir una trombosis y aumenta la vasodilatación arterial. También son una fuente de proteínas y de ácidos grasos omega 3, ligados a un menor porcentaje de enfermedades cardiovasculares.
Evita digestiones pesadas
Algo que va muy ligado a comer en chiringuitos son las digestiones pesadas y la acidez estomacal, el reflujo gastroesofágico, el estreñimiento o la gastroenteritis. A pesar de las cosas buenas que puede traer el cambio de hábitos, siempre hay que alimentarse con cabeza. "Es una cuestión de cantidad y de calidad de lo que comemos", sentencia Japaz. "Darse un gusto y disfrutar del chiringuito es algo que recomiendo, pero no puede ser cada día", concluye.