Viajar o irse de vacaciones significa salir de la rutina, desconectar y hacer algo diferente. Salir de nuestro habitáculo principal, oficina o casa, siempre es un placer, pero cuidado, si no se toman precauciones, el sistema digestivo puede aguar la fiesta. Este cambio de hábitos puede afectar a las rutinas diarias de nuestro cuerpo tales como el sueño, pero sobre todo a nivel intestinal.
"Lo primero es conocer si en el lugar de destino, la higiene de los alimentos y el tratamiento del agua no es el correcto", indica María del Mar Silva, nutricionista, especialista en alteraciones del sistema digestivo, intolerancias, alergias alimentarias y nutrición clínica. Aunque cuidar la alimentación es especialmente importante en el sitio al que se ha viajado, también lo es antes y después de iniciar el viaje, tanto si es en coche como en avión o barco.
A la hora de transportarse, hay una serie de alimentos que no conviene consumir antes y durante el desplazamiento, porque en el caso de ser propensos al mareo, la experiencia puede tornarse desagradable.
Durante el trayecto
En primer lugar, evita la comida rápida, sobre todo si tiene un alto contenido en grasas saturadas o es muy pesada. Cualquier alimento de digestión lenta, lo va a ser a más de 10.000 metros de altura. Asimismo, evita las comidas muy copiosas por la misma razón, facilita la digestión lo máximo posible ya que habrá que permanecer varias horas sentado.
Intenta también no ingerir legumbres o vegetales como brócoli y coliflor, al igual que recetas como cocidos o potajes, De esta forma no tendrás pesadez de estómago y evitarás las flatulencias, que además de ser un inconveniente para el resto de pasajeros, provocan distensión abdominal. En el caso de los lácteos enteros, no desnatados, ocurre similar, son productores de gases y provocan hinchazón.
En cuanto a las bebidas efervescentes y el alcohol, cualquier tipo de diurético no es muy recomendable durante los viajes largos. Ten en cuenta que hay momentos en los que no se puede parar en una estación de servicio o no se permite desprenderse del cinturón de seguridad en el avión, por muchas ganas de ir al baño que tengas. Además, los licores y demás bebidas alcohólicas, tienden a producir deshidratación, lo que puede acarrear una descomposición digestiva.
La bollería y los snacks dulces pueden producir somnolencia, ya que el cuerpo produce insulina para metabolizar el azúcar, dando lugar a un bajón de energía. Algo desaconsejable si se es la persona que va al volante.
Respecto a los alimentos que sí son recomendables, consumir carbohidratos complejos antes de emprender el viaje, te asegurará tener energía durante un largo periodo de tiempo, ya que se van asimilando progresivamente. Para mantenerse hidratado, el agua es la mejor opción, mientras que el yogurt es clave para la puesta a punto de la flora intestinal, gracias a los probióticos. También son recomendables alimentos ricos en fibra como el arroz y las frutas, que contribuyen a la saciedad, además de los frutos secos como los cacahuetes.
La diarrea del viajero
Su nombre es igual de desagradable que sus consecuencias. La diarrea del viajero aparece al ingerir alimentos o agua contaminada. A parte de diarrea, como bien indica su nombre, también causa otras molestias como calambres abdominales, náuseas, vómitos y hasta fiebre, que en los casos más graves puede venir acompañada de deshidratación moderada y fuertes dolores en el abdomen. Nada deseable en mitad de unas vacaciones.
Un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona y del Hospital Clínico de la misma ciudad, señala que las causas más comunes de esta afección son dos patotipos de Escherichia coli (enterotoxigénico y enteroagregativo) y Campylobacter. Calcula también que, en la actualidad, los países de baja renta reciben el 20% del turismo mundial, y la frecuencia de diarrea en los viajeros a estas zonas es en torno al 30% o 50%.
En el lugar de destino
"Este tipo de afección intestinal, suele ocurrir con más frecuencia en lugares como el norte de África, Sudamérica y Centroamérica", explica la nutricionista. "Lo primero es evitar las bebidas no embotelladas y el hielo", añade. También señala que, en ocasiones, estas botellas son rellenadas, añadiendo pegamento a la tapa para que parezcan precintadas. Por eso hay que fijarse bien en el cierre y observar si está roto o partido.
A pesar de tu tentador olor, también hay que resistirse a ingerir comida que esté al aire libre en los mercados callejeros, muy típicos en Asia, ya que las normas de higiene no suelen ser muy estrictas y los alimentos están expuestos a todo, desde que los contamine un animal hasta otros humanos.
"Los alimentos siempre cocinados, por mucho que apetezca la fruta o verdura fresca. No podemos comprobar si el agua con la que las limpiaron está o no contaminada" destaca Silva. Por eso, lo mejor es optar por comida que haya pasado un tratamiento térmico que elimine las bacterias que pudieran contaminarla. "Lo mismo ocurre con las salsas de algunos platos, que se desconoce desde cuándo están hechas y con qué", añade la nutricionista. Normalmente, este tipo de gastroenteritis suele desaparecer a los pocos días, pero si sus síntomas empeoran, consulta inmediatamente con un médico.
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