El picante es una constante en muchas cocinas., también en España. Su presencia es común en muchos platos y propuestas gastronómicas. Por poner un ejemplo, podemos señalar la comida mexicana, en la que el picante tiene la hegemonía en muchas de sus recetas. Sea como fuere, lo cierto es que en mayor o menor medida, el picante aparece en todos los lugares, con sus lógicos partidarios, pero también con sus más furibundos detractores.
A quienes no les gusta, suelen señalar los efectos poco agradables que el picante les provoca. Desde que les salten las lágrimas hasta una sensación de quemazón en la nariz, sin olvidar el sudor que puede llegar a provocar. Sin embargo, la realidad demuestra que comer un poco de algunos alimentos o ingredientes picantes cada día puede tener efectos positivos para la salud. Eso sí, para algunas personas o en determinadas cantidades, el picante puede ser muy poco recomendable.
Uno de los beneficios que se le atribuyen a algunos ingredientes picantes es el de alargar la vida. Un estudio apunta a que comer alimentos picantes de forma diaria redujo las tasas de mortalidad en un 14% en comparación con quienes lo consumían menos de una vez a la semana.
Efectos en el corazón
Según un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology, las guindillas pueden ser unas grandes aliadas para mantener una buena salud cardiovascular. En esta investigación, las personas que añadían especias picantes a sus comidas cuatro veces a la semana tenían un 40% menos de probabilidades de morir de un ataque cardíaco. Unas cifras que superan a las de otros alimentos con más fama de ser beneficiosos para el corazón.
Un metabolismo acelerado
Los datos de numerosos estudios indican que ciertas especias, como el comino, la canela, la cúrcuma, los pimientos y las guindillas, pueden aumentar la tasa de reposo metabólico y ralentizar el apetito. Un estudio también señaló que la cúrcuma puede suprimir el crecimiento de tejido graso. Por tanto, si bien este efecto no es tan potente por sí mismo, es una buena forma de complementar otras medidas aportando sabor a comidas ligeras.
Especias contra la inflamación
Son varios componentes de alimentos picantes los que pueden actuar contra la inflamación. Por ejemplo, está comprobado que es así en el caso de la curcumina, que puede encontrarse, como su nombre indica, en la cúrcuma. Efectos similares se pueden encontrar en el jengibre y el ajo. De hecho, es bien sabido que se han utilizado durante siglos para tratar una amplia variedad de afecciones, como artritis o trastornos autoinmunes.
Mantén las bacterias a raya
Muchas especias picantes ayudan a luchar contra las bacterias. Se ha demostrado que el comino y la cúrcuma tienen poderosas propiedades antimicrobianas, además de antioxidantes. Esto no significa otra cosa que nos puede ayudar a evitar determinadas enfermedades causadas por estos pequeños e indeseables organismos. Un efecto que también tienen el wasabi o el jengibre, que suelen acompañar al pescado crudo, tan típico de la cocina japonesa, de modo que ayudan a prevenir toxiinfecciones que puede provocar esta comida.
Prevenir úlceras
Una creencia muy común es que los alimentos pueden ser causa de úlceras. Sin embargo, esto está más cerca del mito que de la realidad, pueden ayudar con las úlceras. Varios estudios muestran que la capsaicina en realidad inhibe la producción de ácido en el estómago. De hecho, la capsaicina se ha considerado un medicamento para prevenir el desarrollo de úlceras en personas que toman medicamentos antiinflamatorios no esteroides.
Algunos riesgos
Otra de las creencias más comunes, que tampoco es cierta, es que el picante causa hemorroides. Esto ha sido desmentido, a tenor de los resultados de algunos estudios. En cambio, otros estudios han confirmado que sí pueden agravar los síntomas asociados con las fisuras anales.
En otros casos, la capsaicina puede provocar síntomas intensos a corto plazo, como dolor de estómago, diarrea y vómitos en quienes consumen cantidades extremas. Esto ocurre debido a la sobreestimulación del sistema nervioso. La buena noticia es que no se produce ningún daño permanente en el revestimiento intestinal.