Si algo hace que los niños —y una buena parte de adultos— pongan cara de asco es servirles un plátano con la piel enteramente de color marrón. "Por dentro sigue estando bueno" o "ahora es cuando más dulce sabe" son algunas de las contrarréplicas que más se repiten en los hogares de España cuando uno de estos consumidores se pone exquisito. Y, aunque no tienen mucho efecto, son completamente verdaderas.
El plátano es una fruta muy rica en hidratos de carbono, pero la estructura de estos va variando a medida que maduran. Cuando compramos un plátano que tiene la piel de color verde, los hidratos que contiene son almidones resistentes casi por completo. Cuando nos encontramos un plátano olvidado en el frutero que está cubierto por manchas marrones, sus hidratos son azúcares como la fructosa, la sacarosa y la glucosa.
Aunque el color marrón o, incluso, negro pueda dar la sensación de que ese plátano está malo y puede causarnos una intoxicación, nuestras abuelas tenían razón: en realidad, todavía se pueden comer. Lo único que pasa es que su composición nutricional ha variado con respecto al momento en el que lo compramos. Ahora ese plátano tiene un índice glucémico más alto y algunos menos micronutrientes, pero se digiere mucho mejor.
Pocho y versátil
De todas formas, no existe un momento mejor que otro para consumir un plátano: aunque los verdes aportan azúcar de manera más sostenida y tienen más nutrientes, no todos se absorben porque son más difíciles de digerir. En este caso, sólo hace falta esperar unos días a que el plátano vaya poniéndose amarillo para consumirlo, pero muchas veces no sabemos qué hacer con los plátanos marrones y acabamos tirándolos.
Los plátanos pochos son un ingrediente muy apreciado para hacer recetas de repostería saludable. Esto se debe a que contienen bastante azúcar, pero no esta no se considera perjudicial para la salud. Al contrario de los azúcares libres —que son los que se añaden o los que están presentes en ultraprocesados y productos como la miel y los zumos—, no existen recomendaciones para restringir el consumo de azúcares de frutas y verduras.
Dentro del grupo de los azúcares libres, se encuentran los productos de repostería y bollería no sólo porque lo llevan entre sus ingredientes, sino que además se suelen elaborar con harinas refinadas, que tienen un índice glucémico muy alto y tienen un efecto similar en el cuerpo al azúcar. Muchos de nosotros estamos acostumbrados a desayunar galletas o bollos y aquellos que se elaboran con plátanos demasiado maduros pueden resultar más saludables.
Alternativas dulces
Una de las elaboraciones con plátanos maduros más famosa gracias a las redes sociales es el pan de plátano. Sin embargo, no siempre es saludable ya que existen recetas que incluyen harinas refinadas y azúcar de mesa. De todas formas, es fácil encontrar en internet algunas recetas que prescinden de estos ingredientes. El resultado final es un dulce parecido a los bizcochos que se puede tomar de desayuno o merienda.
En los últimos años, las galletas han pasado de ser un desayuno típico en los hogares de España a ser un producto evitado por su alta proporción de azúcar y harinas en su receta. Con plátanos pochos y copos de avena es posible preparar galletas en el horno que no son consideradas dañinas para nuestra salud. Para elaborarlas sólo hay que hacer una pasta machacando el plátano y la avena y hornearlas; también se pueden añadir frutos secos.
Otra de las recetas más populares de internet en las que se emplean plátanos muy maduros son los helados saludables. La textura cremosa que los plátanos tienen de manera natural hace que sean ideales para emular la de un helado a base de leche. Para realizar uno de estos sólo es necesario congelar un plátano, cortarlo en rodajas y batirlo. Además, se pueden añadir ingredientes como cremas de cacahuete o chocolates con más de un 85% de cacao.