La dieta mediterránea, la más seguida y conocida en España y el resto de países de este mar compartido, ha demostrado múltiples beneficios a lo largo de los años, destacando entre todos ellos los beneficios a nivel cardio y cerebrovascular, entre muchos otros. Ahora un nuevo estudio presentado en el ESC Congress 2021 ha ido más allá, encontrando un beneficio más del consumo de la dieta mediterránea (ya saben, la integrada por guisos como las lentejas o el potaje, vegetales como las espinacas, frutas como el melón y cereales de grano entero). Aunque solo en los hombres: mejorar los síntomas de la disfunción eréctil.
Se sabe que los hombres que sufren hipertensión arterial tienen hasta el doble de probabilidades de sufrir disfunción eréctil, una razón más para mantener a raya la tensión arterial. Esencialmente, la disfunción eréctil es un trastorno de pequeñas arterias, las cuales pierden la capacidad de dilatarse y aumentar su flujo. Si bien es cierto que existe un conocido y estudiado componente psicológico en este trastorno, en gran parte de los casos hay otros factores a tener en cuenta, tales como la disminución de los niveles de testosterona en la mediana edad o los trastornos arteriales por motivos diversos (como es el caso de la hipertensión, o incluso la diabetes tipo 2).
En investigaciones previas se ha corroborado que un buen estado físico se ha relacionado con una mejor y mayor supervivencia en hombres con hipertensión, y que la dieta mediterránea reduce la tensión arterial y previene infartos de corazón e ictus cerebrales en estos casos.
Hay que recordar que este patrón dietético potencia el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y aceite de oliva, a la vez que aconseja moderar el consumo de lácteos y derivados, y limitar el consumo de carne roja.
Los nuevos hallazgos
Así pues, en este nuevo estudio, a cargo del Dr. Athanasios Angelis y sus colegas de la Universidad de Atenas (Grecia), se quiso evaluar si el consumo de una dieta Mediterránea en hombres de mediana edad, con hipertensión y disfunción eréctil, mejoraría alguno de ambos parámetros. O ambos. Además, examinaron si los hábitos dietéticos estaban relacionados con el estado físico, los niveles de testosterona, el flujo sanguíneo, la rigidez arterial y el rendimiento eréctil.
En total, se evaluó a 250 hombres con una edad media de 56 años que sufrían tanto hipertensión arterial como disfunción eréctil. Se evaluó su adherencia a la dieta Mediterránea mediante un cuestionario, y recibieron una puntuación de 0 a 55, donde los valores más altos indicaban una mayor adherencia.
Por otro lado, se evaluó su capacidad de ejercicio mediante una cinta rodante, y sus niveles de testosterona mediante análisis de sangre tomados antes de las 9:00 AM.
Así mismo, también se comprobó su salud vascular mediante una ecocardiografía, con el objetivo de analizar su reserva de flujo coronario, que indica la capacidad de aumentar el flujo sanguíneo cuando es necesario: los valores de 2 o más se consideran normales y denotan una mejor función vascular.
También se examinó la rigidez arterial de los participantes mediante dos medidas: el índice de aumento y la presión del pulso central. Los valores más elevados indicarían arterias más rigidas, y por tanto mayor riesgo cardiovascular en hombres con disfunción eréctil.
Además, la gravedad de la disfunción eréctil se evaluó mediante el inventario de salud sexual para hombres o SHIM, el cual usa cinco preguntas sobre la capacidad eréctil para asignar una puntuación de 0 a 25, donde los valores más altos se correlacionan con un mejor rendimiento eréctil.
Según los resultados del estudio, los hombres con una puntuación de dieta Mediterránea más elevada (superior a 29) también tenían una mayor reserva de flujo coronario y testosterona, y un mejor rendimiento eréctil (SHIM superior a 14), asociando una rigidez arterial menor.
Por otro lado, los pacientes con mejor capacidad de ejercicio (superior a los 10 METs) tenían una mayor reserva de flujo coronario, testosterona, puntuación en la dieta Mediterránea (superior a 25) y mejor puntuación en SHIM (superior a 12), además de una menor rigidez arterial.
Así pues, como conclusión final, los investigadores sugieren que el consumo de una dieta Mediterránea se relacionaría significativamente con una mejor capacidad para el ejercicio, mejor flujo sanguíneo con menor rigidez arterial, mayores niveles de testosterona, y mejor rendimiento eréctil. Pero, inciden, no se han podido estudiar los mecanismos mediante los cuales existe dicha relación: se sugiere que el patrón dietético puede mejorar todos estos parámetros, pero no existe una clara causa-efecto manifiesta.