La paradoja del aguacate estriba en que, pese a tratarse de un alimento cargado de grasas -saludables eso sí-, puede contribuir a la pérdida de peso si se aprovecha su potencial saciante para reducir otros alimentos en la dieta, como los carbohidratos. A cambio se obtienen importantes nutrientes, entre los que se cuentan la fibra, varias vitaminas y compuestos antioxidantes y antiinflamatorios.
Sin embargo, incluso cuando no se llega a la pérdida total de peso, el consumo diario de aguacates tiene un efecto positivo en la distribución de la grasa corporal: en el caso de las mujeres, ayudaría a reducir la acumulación en la barriga ('grasa visceral') para redistribuirla hacia otras zonas. Esto no es un mero factor estético, sino una efectiva reducción del riesgo cardiovascular que afecta a las personas con 'tipo manzana' -que tienden a engordar de cintura- frente a los 'pera' que ensanchan de muslos y caderas.
Esto es lo que sostiene un trabajo llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (EEUU) liderados por el profesor Naiman Khan, que han publicado sus resultados en Journal of Nutrition. "Nuestro objetivo no era la pérdida de peso, lo que nos interesaba era entender cómo se modifica la forma en la que las personas acumulan la grasa en su cuerpo al comer aguacate", explica.
Aunque la grasa ha sido tradicionalmente objeto de 'demonización', no todas las que acumula el cuerpo son nocivas, y el lugar en el que se forman los depósitos de lípidos está directamente relacionado es un factor crucial. "Encontramos dos tipos de grasas en el abdomen: la que se acumula directamente bajo la piel, la 'grasa subcutánea', y la que se concentra en profundidad, la 'grasa visceral' que recubre los órganos internos", prosigue Khan.
Este segundo tipo de grasa que afecta directamente a órganos vitales se relaciona con los peores problemas de salud: de la diabetes a las enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Sin embargo, la proporción entre grasa subcutánea y visceral se puede modificar con una dieta rica en aguacates, según determinó su ensayo aleatorizado durante 12 semanas con 505 adultos obesos.
Al comienzo, los investigadores midieron la grasa abdominal y la tolerancia a la glucosa de los participantes, dos medidas metabólicas que sirven de marcador del riesgo de diabetes. Posteriormente, se les asignó de forma aleatoria a uno de dos posibles grupos. En el primero se suministraba un aguacate fresco diario como parte del menú, mientras que los del segundo recibían una alimentación comparable en calorías e ingredientes pero sin este fruto.
Las mujeres que tomaron el aguacate diario experimentaron una reducción en su grasa visceral total, y también en la proporción de este tipo de grasa frente a la subcutánea, un fenómeno indicativo de una redistribución de los depósitos de lípidos alejándolos de los órganos. Los hombres, sin embargo, no se beneficiaron de estos efectos, y la tolerancia a la glucosa tampoco mejoró en ninguno de los sexos.
"Aunque el consumo diario de aguacates no haya cambiado la tolerancia a la glucosa, lo que hemos aprendido es que un patrón dietético que incluya un aguacate diario puede impactar de forma saludable en la manera en la que los individuos acumulan grasa en su cuerpo. Sin embargo, estos beneficios se dan principalmente en las mujeres", apunta Khan. "Es importante, en cualquier caso, demostrar que las intervenciones dietéticas pueden modular la distribución de la grasa".
"Nuestra investigación no solo demuestra los beneficios de un consumo diario de aguacates para la distribución de los diferentes tipos de grasas según el género. También nos proporciona una base desde la que profundizar y seguir trabajando para entender el impacto total que tiene el aguacate en la grasa corporal y la salud", concluye por su parte Richard Mackenzie, profesor de metabolismo humano en la Universidad de Roehampton en Londres y coautor del estudio.